SECUESTRO.

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Muy pocas veces, o muy pocas cosas lograban dejar al santo de escorpio enmudecido y petrificado, el joven escorpión permaneció los siguientes minutos sin expresión, las palabras no llegaban a su boca y el cuerpo parecía no quererle responder. Desde que su novio, había decidido romper su compromiso, aun no conseguía conectar su cerebro con el resto de su cuerpo, convencido de que permanecía dentro de una absurda pesadilla de la cual deseaba despertar cuanto antes.

No se trataba de un mal sueño, logro reaccionar cuando el sonido de la argolla que minutos antes Camus dejo en sus manos, resbalara de entre sus dedos y se impactara contra el mármol. El sonido del metal rebotando por el suelo hizo que el santo recobrara el movimiento y la secuencia de sus pensamientos.

Aun en el mismo sitio donde se quedó, empezó a rememorar, los últimos acontecimientos que involucraran a él y a su novio y no recordaba algo tan grave que justificara la decisión de su novio, porque a pesar de que Camus decidiera romper el compromiso, él seguía siendo su novio y no se conformaba con el argumento del acuariano.

"¿Qué se precipitaron?"

Por favor, su noviazgo no fue algo que se diera de un momento a otro, habían cimentado su relación en la confianza, la amistad y el amor.

"¿No puedo darte lo que necesitas?"

Lo que necesito es solo tu amor, no pido más que eso.

Milo, a medida que recordaba las palabras de Camus, iba llenándose de determinación, porque él, no se tragaba ese cuento, conocía a Camus lo suficiente como para darse cuenta que esas fueron palabras superficiales, rebuscadas, sin sentido, al menos para él. Y, si Camus quería terminar la relación, al menos que sea sincero era lo mínimo que se merecía.

El santo salió de su templo con todas las intenciones de abordar al acuariano, no había transcurrido más de diez minutos, pero antes de salir recogió el anillo que Camus le había devuelto, guardándolo en la bolsa del pantalón salió con destino el onceavo templo.

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Cuando junto con Piscis descendieron a Aries esa mañana, fue consciente de que no podría continuar con su noviazgo, el ataque que estuvo a punto de sufrir Mu pudo haber sido dirigido a Aphrodite o a el mismo, y nada aseguraba que el semi dios estuviera presente para proteger su integridad. Por ello tomo la drástica decisión.

Mientras él se dirigía resuelto al templo de escorpio, sus compañeros se dirigirían al templo principal, no había tiempo que perder, una próxima incursión de ese ente podría resquebrajar a la orden y debían al menos de contar con una estrategia para hacerle frente llegado el momento.

Shaka encabezo la comitiva, hasta el momento era el único que había logrado burlar al agresor y ahora que había estado más consciente y más cerca también, había podido verle, notando que su esencia no era humana, por lo tanto, no debía de perder minuto precioso para informar al patriarca de lo que estaba amenazando a los santos.

Ellos iban ya por acuario cuando ven llegar al acuariano, pero notaron algo diferente al santo, su mirada, aunque fría igual trasmitía una profunda tristeza, al llegar a su altura Shaka poso su mano sobre su hombro, no necesitaba palabras para entender por lo que atravesaba el santo de acuario.

—No te juzgo, pero tenías más opciones, tranquilo te apoyaremos —el santo asintió, no hallaba palabras, en su interior pensaba que lo mejor era dejar ir a milo—si deseas quedarte, lo entenderemos.

LA FUERZA DE TU AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora