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Juliete Ángeles, conocida como Jullie en el mundo del arte, había forjado su propio camino con pinceladas vibrantes y una imaginación desbordante. Desde su estudio en París, creaba obras que capturaban no solo la mirada, sino también el alma, explorando colores y formas con una libertad que reflejaba su espíritu inquieto. Jullie era hermana de Charles Leclerc, el carismático piloto de Ferrari. Aunque su relación había pasado por momentos difíciles en el pasado, ahora estaban más unidos que nunca.
Años atrás, un desacuerdo significativo los había distanciado, afectando su relación fraternal durante un tiempo. El dolor y las heridas aún resonaban en ambos, pero con el tiempo, lograron sanar las diferencias que los habían separado. El apoyo mutuo, el amor por su familia y la comprensión de sus respectivos mundos les permitieron reconectar y fortalecer ese vínculo que siempre los había unido.
Ahora, cada vez que Charles miraba a su hermana, sentía orgullo no solo por la artista que se había convertido, sino también por la mujer fuerte que había encontrado su propio camino en la vida. Por su parte, Jullie encontraba en su hermano no solo el ícono de la Fórmula 1, sino también al Charles protector y cariñoso de su infancia, aquel que siempre la había cuidado, incluso en sus momentos más oscuros.
Un fin de semana de gran premio en Silverstone, Jullie decidió acompañar a Charles para apoyarlo en su carrera. El bullicio del paddock, el rugido de los motores y la adrenalina del circuito eran un mundo completamente diferente al de los estudios de arte, pero Jullie lo disfrutaba. Fue en este ambiente, lleno de velocidad y tensión, donde su vida dio un giro inesperado...
Iniciando los cambios para agregar un poco más de drama...
