XVIII: Distancias

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Un domingo por la mañana despierto sin ánimos de nada pero con la presión a mis espaldas de una entrega de un trabajo práctico para esta semana y aún no había tocado nada del material, debía ponerme al día cuánto antes y dejar de procrastinar de ahora en más.

Estiró mis brazos y me pongo de pie, en dirección al baño y dejando todo preparado para darme una ducha y estarme lista para lo que resta del día.

Dentro de la ducha y permitiendo al agua caer sobre mi cuerpo trato de mantener la mente en blanco y relajarme, sin embargo, como en los otros días el acontecimiento en la biblioteca junto a JungKook no me ha dejado en paz, allí seguía yo reviviendo en mi mente lo que ambos nos hemos dicho y que de un momento finalmente nos hemos vuelto desconocidos. Una parte mía agradecía haber puesto un fin a esa situación que tarde o temprano me terminaría dañando por completo, pero la otra cargaba con un malestar y vacío que al momento no encontraba explicación, o quizá si, aunque evitaba aceptar aquello.

Me detestaba por sentirme mal por su falta de interés, pero sabia que el suyo era únicamente por un capricho idiota que tenia por todas y que solo yo seria, luego, la estúpida que iría sufriendo por algo que desde un principio él había dejado en claro.

¿Por qué es tan complicado manejar este remolino de emociones?

Lo extraño. Lo odio. Lo necesito. Lo veo como un imbécil. El me ha hecho sentir el claro sentimiento a carne propia de como se puede detestar y apreciar tanto en una misma vez a una sola persona.

¿Y él? Já, ni siquiera debe estar haciéndose la cabeza como yo, total tiene de sobra a una cuantas para mantenerse entretenido.

¿Por qué solo debo ser yo quien tiene que manejar este malestar y sentirme mal cuando fue el quien empezó todo esto? 

La ingenua que decía que no sentiría nada acá se encuentra cargando con una angustia por alguien que no vale ni un centavo.

Sin embargo sé que esto iba a pasar, me había permitido que sucedieran muchas cosas junto a él, en parte, por momentos si las disfruté, pero pinché el globo y caí por completo a la realidad. Una realidad en la que sólo yo era quien cargaba con un malestar por haberme permitido sentir cosas por alguien que sabía ni me convendría, y en dónde para él solo era una pieza insignificante en su vida.

En fin, siempre recaigo en la misma pregunta: ¿él habrá, si quiera, sentido algo por mí mas allá de su deseo por hacerme suya una sola vez?

Por Dios, es una tonta pregunta sin sentido Lalisa, ni siquiera debe de tener corazón por alguien aquel idiota que la vida te puso por vecino. Un mes paso de la ultima vez que se encontraron y aun no logras soltarlo por completo.

Bien, ja sido suficiente angustia por hoy.

Cierro la ducha y salgo envuelta en una toalla con la ropa en mano hasta mi habitación, la música de la televisión me recibe y me alisto con un pantalón cómodo, una remera y por encima una campera oversize, luego coloco mis medias y me dispongo a  cerrar de antemano la ventana antes de que entre mas viento y pueda pasarme la desgracia de toparme con algo que no deseo. Luego me siento frente a mi tocador y me dispongo a secar mi cabello y arreglar algo mi rostro.

Finalizado aquello bajo hacia la cocina con la idea de hacerme un desayuno para subirlo a mi habitación y proceder a hacer la tarea, al llegar converso un rato con Iseul y después vuelvo a mi lugar de destino para lo que resta del día.

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Eran las cinco con treinta de la tarde y desde que desperté no he dejado de prestarle atención a mí trabajo y dejarlo lo más adelantado posible para que ya a lo último solo me quedé darle una revisada final únicamente para corregir errores, sólo he salido de la habitación para ir al baño y luego bajar a comer y así, me quedaba un último momento y listo, acabaría con la tortura y para el día antes de la entrega me sentaría para, nada más, tipearlo correctamente.

Mɩ Vᥱᥴɩᥒo ❇ Lɪsᴋᴏᴏᴋ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora