XII: A causa de una calentura

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Los cinco primeros meses de clases ya se habían cumplido, y venían resultando bastante buenos, había logrado establecer una buena relación amistosa con las chicas, cada día de clases junto a ellas era cada vez mejor.

He de resaltar que mí rendimiento en las clases de Educación Física venia siendo genial, es una de mis materias favoritas -por no decir la única-, me habían elegido para estar en el equipo de Voley junto a Chae y en el de Atletismo con Joy. Yeri en tanto no fue elegida, pues no era de asistir a clases y además nos comentó que prefería llevársela y rendirla con una evaluación teórica, siempre lo hacía en todos los años.

Por ende, este martes junto a Rosé no asistiríamos a clases ya que debíamos de ir a competir en una escuela la cual -desde las tantas jugadas en otras-, aún no habíamos conocido. Desde la semana pasada la profesora nos hacía quedarnos más horas para poder seguir con la práctica y tener preparada una táctica de jugada para realizar en el partido, y que está nos facilitara una victoria a nuestro favor.

Es lunes por la tarde y me encuentro en mí habitación ordenando mí estante, entre tantos libros y fotocopias que nos dieron y compramos para el colegio la iba dejando allí sin cuidado, y ahora mismo me doy cuenta que esto era un desastre total. Tire todo al suelo, menos los cuadros con fotografías y las pequeñas decoraciones.

Me llevó una hora aproximadamente separar los libros, cuadernillos y fotocopias de cada materia, los fui colocando en un estante distinto a cada uno, y listo, ahora mí vista por la mañana no sería arruinada por aquel ruido visual que venia acompañándome por semanas.

Ya que andaba en eso de acomodar y ordenar, decidí hacer lo mismo con el resto de mí habitación, había cajas de la mudanza que aún no había revisado ni acomodado, y algunas bolsas con ropa, empecé por aquello. Una vez terminado lo anterior me dedique a barrer y pasar el trapo por el suelo, luego subiéndome en un banco limpié la televisión y por último el espejo y los muebles. Acabé con todo eso alrededor de las seis y me sentía completamente agotada.

Decidí volver a darme una ducha para sentirme mas relajada. Llevado a cabo al acto salgo del baño ya cambiada con un short negro y una remera roja, mis ojotas y una campera de jogin gris oscura encima.

Al entrar a mí cuarto, recojo las cajas y bolsas, bajo con estas y avisándole a Iseul que saldría a dejar aquello afuera. El frío de la noche me llega de golpe a mis piernas, subo mí capucha y camino veloz hasta depositar la basura en el contenedor frente a mí casa.

Quieta.

En ese estado quedo por completo al escuchar unos pasos, y luego ser acompañados por unas risas varoniles.

Cómo no, JungKook junto a su amigo vuelven de su entrenamiento, había olvidado aquello. No lo piensen mal, pero me memorice -sin intención ni necesidad alguna- los días en los que entrena y los horarios en los que llega generalmente. Aveces me quedaba observando por la ventana y lo veía llegar con el rubio de su amigo.

Sacudo mis manos y volteó a la entrada de mí casa, escucho como ambos cesan las risas y tras eso observo de reojo a JungKook decirle a su acompañante que se callara por algo que le había comentado.

Desde la última vez que habíamos hablado y le dejé las cosas en claro nunca más volvimos a intercambiar palabras, y por ende también había dejado de enviarme mensajes. Sólo de vez en cuando, si coincidíamos con los horarios de entrada y salida de la escuela, cruzábamos miradas pero él era el primero en apartarla.

Y esto parecerá raro, pero en algunos momentos, pocos, solía extrañar su presencia, tanto en mensajes o como en persona, algo en mí se había acostumbrado a eso, y que haya desaparecido así de golpe fue extraño.

Mɩ Vᥱᥴɩᥒo ❇ Lɪsᴋᴏᴏᴋ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora