La noche cae, el corazón se acelera y tu saltas. Los demonios se han apropiado de la noche. Tú eres el culpable por quedarte hasta tarde, ahora sufrirás las consecuencias... Tienes dos opciones: Unirte al caos o morir. ¿Cuál eliges?
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Elizabeth Queen
Quiero irme lo más pronto posible de este lugar infestado de Vigilantes, ellos siempre atraen problemas y estar con ellos solo daña a las personas. Mi único motivo para no hacerlo es el joven que está postrado en la cama malherido: Conner. No puedo moverlo de aquí porque no sé a dónde llevarlo, no tengo contactos como todos los Vigilantes de este edificio... Mis únicos contactos están lejos, y yo ya no formo parte de sus vidas. Jason, es decir Robin, me ha asegurado que es el mejor lugar para poder cuidar de Conner, y he confiado su vida a ellos porque el chico quiere salvar la vida de su salvador como una forma de devolver el favor. No me he movido ni un segundo de su lado, ya ha amanecido y no he dormido en ningún momento, entre mi preocupación por Conner y Krypto... es difícil conciliar el sueño. Además, necesito mantenerme en guardia en caso de que vuelvan a por nosotros.
- ¿Está estable?
- Por el momento
Un hombre medio adulto y otra mujer entran a la sala donde han dejado a Conner. Nunca creí ver a ese chico invencible estar conectado a tantas maquinas... como si fuese un humano. Pero bueno, la vida da muchas malas sorpresas.
Si no lo sabré bien.
El joven adulto me parece extrañamente familiar, es casi tan alto como Conner... es bastante serio, delgado, pero fuerte, y a juzgar por su mirada de póker, sé que está dañado; de cabello castaño oscuro y ojos café intenso, trato de recordarlo, pero no viene a mi mente en este momento de donde es que lo conozco. La mujer parece ser más simpática, tiene un aire maternal como el de... Felicity, transfiere calidez y tranquilidad que no logro apreciar por mis pensamientos pusilánimes; su cabello es rubio blanquecino, delgada como una bailarina, de rasgos finos y dulces. Me cuesta demasiado creer que sea una Vigilante.
- Lo que le hayan disparado contiene algo más... algún tipo de toxina -explica la mujer
- Podríamos llevarlo a algún hospital -sugiere el hombre joven
- Hospitales no... -respondo. Creo que es la primera vez que hablo desde que llegamos, porque inmediatamente advierto las miradas intensas que me dirigen, como si hubieran olvidado que yo me encontraba aquí- Él... tiene habilidades especiales. No es humano -recuerdo lo que Conner me ha contado de su creación- O bueno, al menos no del todo...
- ¿Quién es él? -me pregunta
- Más bien, la pregunta es: ¿qué es? -respondo finalmente mirándolos por primera vez
- ¿De qué hablas?
Hay otra mujer con nosotros. Nunca había visto a alguien parecido a ella... parece a simple vista como una humana común, de piel oscura y cabello satinado de un color entre rosado y magenta, pero ella tiene algo muy inusual... sus ojos, son de un color verde que empequeñecen sus pupilas y abarcan más de su esclerótica que en un humano promedio. Me levanto del asiento caminando hacia Conner con tristeza, sus ojos se encuentran cerrados, no evito darle una caricia sobre su cabello. Me hace recordar a William cuando enfermaba y yo me quedaba en su cuarto todo el día a entretenerlo para que no se aburriese de estar encerrado.
