Paul
Después de terminar el desayuno, Miriam y yo recogimos los platos y los llevamos a la cocina. El ambiente seguía siendo cálido y lleno de complicidad, ambos disfrutando de cada pequeño gesto y palabra que intercambiábamos.
—¿Tienes algún plan para hoy? —pregunté mientras enjuagaba los platos.
—No muchos. Pensaba pasar el día relajándome. ¿Tú tienes algo en mente? —respondió ella, organizando los utensilios en el lavaplatos.
—No, nada en particular. Me gustaría pasar el día contigo si no te molesta —dije, mirándola con una sonrisa.
—Para nada, suena perfecto —respondió ella, devolviéndome la sonrisa.
—¿Sabes? Podríamos quedarnos en casa hoy. Relajarnos y disfrutar de la compañía —sugirió, con una sonrisa que iluminaba su rostro.
—Me parece una idea genial. Además, después de la noche que tuvimos, un día tranquilo en casa suena perfecto —respondí, sintiendo una ola de alivio al saber que podríamos pasar más tiempo juntos en un ambiente relajado.
Me acerqué a Miriam desde atrás mientras terminaba de colocar la vajilla, colocando mis manos en la encimera a ambos lados de ella, acorralándola suavemente.
Ella se giró hacia mí con una sonrisa en el rostro, acercando su cara a la mía. Bajé mi mirada hacia sus labios, con una sonrisa nerviosa formándose en mis labios. La chica me tomó del mentón, levantando mi cabeza para que nuestros ojos se encontraran de nuevo, mirándome con una sonrisa juguetona mientras negaba.
—Podríamos ver una película, quizás dos, mientras estamos aquí, ¿qué opinas? —preguntó la chica, cortando el silencio.
—Eso suena perfecto —respondí, mi voz apenas un susurro mientras nuestros rostros permanecían cerca. Sentía su aliento cálido y su mirada intensa, creando un ambiente cargado de intimidad.
Miriam asintió, soltándome el mentón suavemente y dando un paso atrás. La castaña terminó de colocar la última vajilla y me miró con una mezcla de diversión y expectativa.
—¡Ay! ¿Te puedo hacer el skincare? —sugirió ella, sonriendome mientras acariciaba mi rostro.
Reí por su rápido cambio de mood.
—Venga, pero me tendría que afeitar primero —dije.
—¿Te puedo afeitar yo? —volvió a pedir a lo que yo accedí.
Nos dirigimos al baño, riendo y bromeando por el camino. Miriam preparó todo lo necesario para afeitarme, colocando cuidadosamente una toalla, una navaja y crema de afeitar sobre el lavabo. La senté sobre el mueble del lavabo, colocandome entre sus piernas. Su rostro iluminado con una mezcla de emoción y concentración.
—¿Cómo lo hago? —preguntó con un poco de miedo en la voz.
Tomé su mano suavemente, guiándola hacia mi rostro.
—No te preocupes, te mostraré —le dije, con una sonrisa tranquilizadora. Coloqué la navaja en su mano y la ayudé a deslizarla cuidadosamente por mis mejillas, mostrando cómo mantener el ángulo correcto.
—Solo quiero que me quites los vellitos sueltos —le expliqué—. Deja un poco de barba en la línea de la mandíbula y el bigote.
Miriam asintió, concentrándose mientras seguía mis indicaciones. Sentí la precisión en sus movimientos, su mano firme pero delicada mientras limpiaba los bordes de mi barba.
—Así está perfecto —la animé, notando cómo empezaba a sentirse más segura. Observaba su rostro, viendo la mezcla de concentración y determinación en sus ojos.
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From The Start - Paul Thin
FanfictionTras el emocionante final de Operación Triunfo, Álex Márquez regresa a su querida Córdoba acompañado de Paul Thin. Lo que comienza como una simple visita de amigos se convierte en una tarde inolvidable cuando una encantadora camarera entra en escena...