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Paul

— ¿Hablaste con Álex? —preguntó la castaña mientras caminamos de nuevo.

— ¿Para qué? —la miré confundido, pensando que se refería a si había hablado con él sobre mis sentimientos

La chica paró en seco, negando con la cabeza mientras se reía.

— ¿Dónde te piensas quedar esta noche? —preguntó riéndose haciendo que abriese los ojos como platos.

En ese momento, me di cuenta de lo obvio que había pasado por alto. Después de asegurarme de que todo hasta aquí saliera perfecto, había olvidado lo más importante: dónde dormiría esa noche. Miré mi móvil, entrando en pánico. Eran las 2:30 de la mañana. Si me atrevía a llamar a Álex a estas horas, él mismo podría asegurarse de que no llegara vivo a la gira.

—Puedes quedarte en mi casa sin problema —dijo Miriam entre risas, mientras volvía a caminar, ahora rumbo a su casa.

—¿Estás segura? No quiero incomodarte —dije, aún un poco nervioso.

— No tienes que preocuparte por molestar a nadie —respondió, guiñándome un ojo.

Seguimos caminando, mi mente aún tratando de procesar lo que había pasado en las últimas horas. Pensé en lo que le había dicho, en la sinceridad de mis palabras, y en cómo ella había respondido de la misma manera. Era un alivio enorme saber que compartíamos los mismos sentimientos.

Llegamos a su casa, una acogedora vivienda en una calle tranquila. Entramos en silencio y tras saludar a Mango, la chica tomó mi mano y me llevó a la planta de arriba. ¿Qué? Pensaba que iba a dormir en el sofá.

Miriam me metió en lo que parecía su habitación. Las paredes estaban adornadas con varios pósters de bandas inglesas, pude diferenciar a Cigarettes After Sex y Arctic Monkeys, entre otros. Los pósters, enmarcados y bien colocados, mostraban su buen gusto musical y su amor por la música indie.

Había una estantería llena de libros junto a la cama, organizada de manera impecable. Desde clásicos de la literatura hasta novelas contemporáneas, su colección mostraba una mente curiosa y ávida de conocimiento. Encima de la estantería, había pequeñas plantas en macetas, dando un toque de frescura y vida al espacio.

La cama estaba cubierta con una colcha de colores cálidos y cojines de distintos tamaños y formas, creando un ambiente acogedor. A un lado de la cama, sobre la mesita de noche, descansaba una lámpara, una pila de libros y un reloj digital.

Un escritorio se encontraba en una esquina, con una computadora portátil abierta, cuadernos, bolígrafos y una taza que decía "Future is Female". Encima del escritorio, un tablero de corcho estaba lleno de fotos de Miriam con sus amigos y familia, entradas de conciertos y pequeñas notas adhesivas con recordatorios y citas inspiradoras.

Una guitarra acústica descansaba en un soporte al lado del escritorio, lo que me hizo sonreír al ver que compartíamos la pasión por la música. El ambiente en su habitación era una mezcla de orden y creatividad, mostrando su personalidad vibrante y detallista.

Me quedé dando vueltas por su habitación mientras la chica buscaba algo en su armario.

—Aquí puedes quedarte —dijo Miriam, rompiendo mi ensimismamiento—. El sofá no es tan cómodo como la cama, así que prefiero que duermas aquí.

—¿Y tú dónde dormirás? —pregunté, sintiéndome un poco culpable por ocupar su espacio.

—No te preocupes por mí. Puedo dormir en el sofá perfectamente —respondió ella con una sonrisa tranquilizadora.

From The Start - Paul ThinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora