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Miriam

Después de cenar, me dirigí al baño para tomarme una ducha. El agua tibia cayó sobre mí, relajando mis músculos tensos y permitiéndome reflexionar sobre todo lo que había sucedido hoy. Por un lado, había sido increíble; cada momento con Pablo se sentía más especial y único. Sin embargo, una parte de mi no podía evitar sentir miedo por lo que podría haber pasado después. No estaba segura de estar preparada para llevar nuestra relación a un nivel más íntimo.

Aunque estaba claro que hace unos minutos me daba igual.

Mientras me enjabonaba, recordé la intensidad del momento en su habitación. Había sido una experiencia reveladora, disipando algunas de mis dudas. Antes de llegar, ni se me pasaba por la cabeza pensar que Pablo me deseaba. Mis brazos son muy gorditos al igual que mis muslos, una barriga abdominal que no deja ver este completamente plano, el pecho muy grande en comparación con mi culo, mi espalda es más ancha…

Pero él después de lo que pasó, esa idea quedó completamente descartada. Sus caricias, sus besos… Miles de recuerdos volvieron a mi cabeza, los escalofríos que me daban al sentir sus labios besar todos los lugares de los que no me siento segura, su voz susurrándome que soy preciosa… Este chico me hacía olvidarme de todo, pero ahora que no está no puedo evitar pensar en todo. Odio cuando hago eso.

Salí de la ducha con el pelo aún mojado y me puse mi pijama, que constaba de un pantalón largo de cuadros negros y rojos y una camiseta negra de Spiderman. Me miré al espejo para empezar a echarme “potingues” en la cara como dice Pablo. Miré mi cara, mis ojos; parecía mucho más feliz que hace unos meses, se notaba mi felicidad hasta en mis pupilas. Necesitaba que alguien así llegase a mi vida, y por fin lo había encontrado.

Me dirigí a la habitación, encontrándome con Pablo ya en pijama, sentado frente al ordenador y jugando a algún juego. Me acerqué por detrás y dejé un beso en su cabeza.

—¿A qué juegas? —le pregunté con interés.

No es que yo jugase a muchas cosas. Del Animal Crossing, Zelda, Roblox o cualquier juego de Mario no me movía nadie.

—Ven, siéntate aquí, voy a por otra silla  —dijo, levantándose y señalando su silla.

Asentí y me senté en su silla, mirando a la pantalla del ordenador. No tenía ni idea de lo que jugaba el chico. Minutos después, Pablo se sentó a mi lado con una sonrisa entusiasmada en el rostro.

—El juego se llama “The Witcher 3” —dijo—. Es un juego de rol con una historia increíble y un mundo abierto para explorar, está muy guay.

—Suena interesante —respondí, tratando de sonar tan emocionada como él. La pantalla mostraba a un personaje de cabello blanco luchando contra criaturas fantásticas en un paisaje medieval.

—¡Es más que interesante! —dijo Pablo con entusiasmo—. Es una de las mejores experiencias de juego que he tenido. Déjame enseñarte cómo jugar.

Me explicó los controles básicos y los conceptos del juego. Intenté memorizar los botones y las funciones, pero me resultaba un poco confuso. Pablo notó mi dificultad y se rió suavemente.

—No te preocupes, te guiaré —dijo—. Vamos a empezar con algo sencillo.

Me cedió el mando y me llevó a una misión sencilla. Controlé al personaje, Geralt, mientras explorábamos un pequeño pueblo. Pablo me guiaba con paciencia, indicándome qué hacer en cada momento. Aunque al principio me sentía torpe, pronto empecé a familiarizarme con los controles.

—¡Mira, allí hay un cofre! —dijo Pablo, señalando un punto en la pantalla—. Vamos a abrirlo.

Llevé a Geralt hasta el cofre y lo abrí, encontrando algunas pociones y monedas de oro.

From The Start - Paul ThinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora