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Narrador omnipresente

Miriam al salir de su casa, se puso sus auriculares y se fue camino a la estación de autobuses mientras que dejaba que con la música fluyeran sus pensamientos libremente. Estas últimas semanas habían sido algo intensas, llenas de trabajos y presentaciones en la universidad que se pasaba ensayando mientras atendía en la cafetería. Un rollazo ¿Verdad? Pero junto a Pablo el tiempo me pasaba más rápido, aunque sea virtualmente...

Las ideas impredecibles del chico siempre la hacían sonreír y alejarse de la realidad, por unas cortas horas, pero lo hacía. Recordó con ternura aquella vez que tocaron su puerta mientras trabajaba en un proyecto para la universidad. No esperaba visita, y con curiosidad fue a abrir la puerta. Se encontró con un repartidor sosteniendo un hermoso ramo de tulipanes azules y blancos tras ella.

—¿Miriam García? —preguntó el repartidor.

—Sí, soy yo —respondió ella, tomando el ramo con asombro—. Gracias.

Tras cerrar la puerta, fue directamente a la sala donde ella minutos antes se encontraba y llamó a Pablo por videollamada.

—¿Te gustaron? —rió Pablo al contestar, anticipándose a sus palabras.

—Claro que sí, ¿pero por qué? —preguntó Miriam, mirando el ramo con una mezcla de ternura y curiosidad.

—¿Por qué no? —rió él.

La castaña había reído también, negando con la cabeza mientras mordía sus labios.

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Cada vez que Pablo hacía algo especial por ella, como mandarle flores o componerle canciones, Miriam se sentía la persona más importante del mundo. Esos detalles no solo la emocionaban, sino que también le recordaban cuánto significaba para él. Pablo tenía una manera única de hacerla sentir especial, valorada y profundamente amada. Cada gesto suyo, por pequeño que fuera, reforzaba en Miriam la certeza de que su amor era auténtico y profundo.

Además, Pablo la trataba con una ternura y un respeto que ella nunca había experimentado antes. Él la hacía sentir segura y apreciada en cada momento que compartían, incluso cuando estaban separados. La relación era increíblemente sana, libre de celos y de la necesidad de estar juntos todos los días. Miriam valoraba enormemente esta independencia mutua y la confianza que tenían el uno en el otro. Se sentía increíblemente afortunada de tener una relación tan sólida y equilibrada, donde el amor y el respeto eran los pilares fundamentales.

Mientras ella miraba las casas moverse desde la ventana del bus, se le vino otro recuerdo a la cabeza haciéndola sonreír de nuevo:

Pablo y ella se habían convertido en una pareja de marujas, puesto a que días después de confirmar a Álex su relación, él a su vez también les confesó que estaba tonteando con una chica, otra de sus compañeras en la academia, Denna. Cada vez que la pareja tenía la oportunidad, se contaban entre ellos las novedades.

—¡Pablo, Pablo, Pablo, Pablo! —dijo emocionada la chica cuando el contrario cogió su llamada.

—¿Te respondió Álex? —el rubio supo desde el principio el motivo de la llamada.

—Resulta que el señorito no respondía mis mensajes porque estaba con Almu —dijo la castaña con una sonrisa cuando vio al chico sorprenderse—. Sí, sí... me dijo que todo estaba yendo súper bien, que estaban quedando un montón. También me dijo que se sonreían y miraban super bonito... Son nuestros hijitos...

From The Start - Paul ThinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora