Salvado llevaba todo el día metiendo en la oficina que tenía en casa, hundido en documentos tratando organizar las justas de él y sus hermanos, al ser él mayor y la cabeza del conjunto americano era su deber leer y aprobar los informes de todos.
Realmente estaba cansado pero valía la pena, el poder ser ahora conciderados como los exponentes económicos principales latinoamerica era un orgullo, les tomo tanto tiempo y esfuerzo que no podía permitirse que algo saliera mal; Lo unico malo es que no había tenido tiempo para estar junto a su lindo niño en las dos últimas semanas, puesto pronto serian cede para un convenio de las Naciones Unidas todo debía estar en forma.
Dejo de lado un expediente que hablaba en donde serian alojado los representantes europeos, dejo salir un suspiro de aburrimiento no le interesaban las demandas de los gobiernos de los representantes, que le importa a él si Uk tiene que tener un piso entero del hotel para el solo o si Portugal tenía que tener al menos 20 personas a su disposición las veinticuatro horas del día, Malditos locos.
Iba llamar a su asistente personal para que le llevara otra taza de pero al ver la hora Intuyo que este se había retirado pues el mismo a ordenado que todos salga de su hogar lo más tarde a la siete, no le grababa la idea de tener humanos en su casa a altas horas de la noche, así que tuvo que buscar su café por su cuenta, al salir vio su hogar totalmente vacío ni su queridos canes esta cerca, extrañaba la calidez que sentía al tener a su chico en casa, bajo las escaleras al primer piso notando el mal clima que había ya que escucho un fuerte trueno retumba a lo lejos, ya en la cocina se dispuso a preparar la cafetera.
Tomo su celular para llamar al asiático y ver cómo estaba, pero al no tener respuesta sinto que este posiblemente estuviera un poco sentido por ser a abandonado por el trabajo del guanaco, por lo que decidío que lo mejor era envíales un mensaje disculpándose y pidiéndole que si quería podía ir a verlo en un par de días al finalizar con los documentos faltantes, al enviar el mensaje vio que este no le llegaba al chico, haciendo que se preocupa un poco se disponía a llamar al presidente de este para ver si estaba bien, cuando el sonido de la puerta principal abriéndose lo asustó haciéndolo ir directamente a ver quien podía ser pues solo sus hermanos y pareja tenían el acceso y ninguno de ellos estaba en su territorio esa noche.
Grande fue su sorpresa al ver a la potencia asiática parada bajo el umbral de la puerta empapada y con dos maletas en sus manos.
-AMOR!! Pero que haces? Estas todo empapado- se apresuro a recibirlo.
-No entiendo por qué tu estacionamiento está tan lejos de la entrada- se quejo dejando las maletas en el suelo.
-Ay mi vida -rio al ver como los largos cabellos rojos se le estampaban en su cara -Le quitaría el estilo al frente de la casa -rápidamente busco algo con que secar a su amado en el pequeño cuarto que está cerca de la entrada donde guardaba los abrigos, sombrillas cosas así. -Que haces aquí?
-Te molesta? Acaso no puedo venir a verte -pregunto irritado el chino, el solo quería sorprenderlo con su visita y pasar tiempo con él, pero no contó que la maldita tormenta.
-Para nada mi amor, si estas aquí soy el se más feliz del mundo- se parado de puntittas haciendo que el otro por inercia se inclinará un poco, con cuidado comenzó a secar el largo cabello rojo con destellos dorados. -estaba por llamarte, te he extrañado mucho - le dio un beso en la frente para luego abrazarlo sin importarle mojar sus ropas.
-También te extrañe mucho- correspondió al abrazo -lo siento te estoy empapando todo-
-No importa corazón, ven debes bañarte estas muy helado si estas asi más tiempo te me vas a enfermar, yo limpio aquí -tomo las maletas y lo guío al baño de la habitación de invitados del primer piso.
-Usa este para mientras dejare las cosas en nuestra habitación y te traeré ropa limpia- así lo dejo para que se duchara tranquilo.
