Capitulo 3

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𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎𝚗𝚊𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘

Llevo un poco de arroz a mi boca en silencio, mirando de reojo a Shoto quien estaba al frente mío, comiendo con la mandíbula tensa, ya que nuestro padre estaba en el asiento del medio, comiendo con nosotros. Fuyumi y Natsuo, mis hermanos mayores, justo llegarían tarde a casa.

—¿Qué tal el primer día? —pregunta el mayor, rompiendo el silencio incómodo que había y creando un ambiente mucho más tenso.

Con mi hermano chocamos miradas, intentando decirnos mentalmente quién hablaría.

—Les hice una pregunta.

—Estuvo bien —apresura a decir Shoto.

—¿Qué hicieron?

—No te incumbe.

—Shoto, tú no me hablas así —aclara nuestro padre con molestia, para así mirarme—. ¿Qué les pidieron hacer?

—Sólo hicimos pruebas de diagnóstico —respondo, tratando de no demostrar el temblor en mi voz—. Ver nuestros dones.

—¿Y como les fue?

—Bien.

—¿Qué tan bien?

—Quedé en segundo, ¿contento? —comenta mi hermano con frialdad, bebiendo de su té.

—¿Y tú, Akira?

Agacho la cabeza, mordiendo el interior de mi mejilla.

—En quinto lugar.

Me sobresalto levemente al escuchar como nuestro padre deja sus palillos sobre la mesa con molestia, chasqueando la lengua mientras se levantaba. Siento como mi corazón se acelera al instante.

Estira su brazo hacia dónde estoy, y con ello, se lleva mi plato de comida.

—¿Hasta cuando dejarás de avergonzarme? —empieza—. No mereces comer.

—Viejo...

—Tú no te metas, Shoto —lo apunta con su dedo para luego mirarme nuevamente—. Y tú, vete a tu habitación.

—Sí, señor...

Me levanto de la mesa, mientras escuchaba como mi padre le decía a los que trabajaban en nuestra casa no dejaran que comiera algo hasta mañana y Shoto discutía con él otra vez, al punto que lograba oír sus gritos cuando me encierro en mi cuarto.

—¡¿Por qué no nos dejas en paz de una maldita vez?!

—¡¡A mí no me levantas la voz!!

Cierro los ojos con fuerza, tapando mis oídos y caer sentada al suelo, comenzando a tararear una canción que conocía desde pequeña una y otra vez, hasta que finalmente el ruido cesó.

Tomo una bocanada de aire profunda, limpiando las lágrimas que habían caído por mis mejillas sin darme cuenta. Me dirijo a ver hacia el brazalete que estaba en mi muñeca izquierda, sintiendo una opresión en el pecho.

Toya...

Te extraño tanto, hermano.

(...)

—¡Una cerveza para la mesa siete!

Saco las botellas y las destapo con el sacacorchos, para luego deslizarlas hacia el garzón que las toma y las deja en dónde nos pidieron.

Miro la hora en mi celular. 22:45 de la noche.

Suelto un suspiro, apoyándome del mesón mientras miraba el alrededor. Pese a que era día de semana, estaba bastante lleno. La música estaba a tope.

DIE FOR YOU |Katsuki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora