Capitulo 9

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𝙵𝚎𝚜𝚝𝚒𝚟𝚊𝚕 𝚍𝚎𝚙𝚘𝚛𝚝𝚒𝚟𝚘

Me la pasé el fin de semana en casa de Kaori, quién no dudó ni un segundo en dejar que me quedara, a pesar de que sentía que estaba siendo una molestia. Su madre también había sido muy comprensiva y me recibió con los brazos abiertos. Era una gran mujer, casi como mi mamá.

Me derrumbé frente a ambas. Les conté sobre la relación rota con mi padre, sobre los años de tensiones acumuladas que nunca supe como manejar. Cuando intentaron preguntar qué fue lo que pasó antes de que me fuera de casa, mis palabras se quedaron atascadas en mi garganta. Ellas lo entendieron sin necesidad de que dijera más.

Les avisé a mis hermanos donde estaba para que no se preocuparan. Sabía que ellos querían ayudar, pero luego silencié sus mensajes. Ver las notificaciones constantes de que regresara sólo hacía que me sintiera más culpable, y no podía soportarlo.

Me imaginaba sus caras llenas de preocupación, especialmente la de Shoto, pero no tenía el valor de regresar. El nudo en mi estómago no hacía más que recordarme lo pequeña que me sentía en estos momentos.

Y mi padre... nada. Ni una palabra, ni un mensaje. Era como si hubiera decidido que yo ya no existía para él.

Ahora, era lunes, y nos dirigíamos en taxi con Kaori hacia el estadio para el festival deportivo. Traté de concentrarme en el paisaje que se deslizaba frente a la ventana, pero mi mente no dejaba de retroceder en todo lo ocurrido. Cada vez que el vehículo frenaba, un extraño temblor recorría mis manos.

Una vez en el estadio, entramos al área dónde nos habían pedido que esperáramos. Mina nos recibió con su habitual entusiasmo.

—¡Sólo faltaban ustedes de las chicas! —anuncia ella con una sonrisa radiante—. Menos mal que llegaron.

Ambas sonreímos, aunque la mía era forzada, casi automática. Me quedé junto a Kaori mientras saludaba a los demás. Mi mirada vagaba por la sala, buscando a alguien en específico.

Mi hermano aún no llegaba.

—¿Llegaron juntas? —pregunta Uraraka, mirándome—. Akira, ¿y tu hermano?

Siento como mis músculos se tensaron ante la mención de Shoto. Respiro hondo y sólo fuerzo mis labios a moverse.

—Él se quedó atrás —apresuro a decir, tratando de sonar despreocupada, aunque el nudo en mi estómago decía lo contrario—. Llegará en un momento.

—¡¿Como estamos para hoy?! —la voz de Kirishima interrumpe la conversación—. ¿Listos para demostrar que somos los mejores?

—¡Sí!

Todos exclamaron eso, a excepción de mí que las palabras no llegaron a mi garganta. Simplemente esbocé una sonrisa, tratando de animarme, pero mi mente no dejaba de girar. De volver una y otra vez al mismo pensamiento.

¿Dónde está Shoto?

Un vistazo rápido hacia el otro lado de la sala me encuentro con la mirada fija de Bakugo, observándome desde su lugar. Su ceño fruncido y la intensidad de su mirada me hicieron desviar la vista de inmediato, incómoda. Era como si supiera que algo estaba mal, como si pudiera ver a través de la fachada que intentaba mantener.

—¿Estás bien?

La voz de Kaori me saca de mis pensamientos. Su expresión era calmada, pero la preocupación brillaba en sus ojos. Intento sonreír, aunque sabía que ella no se lo creería del todo. Al igual que Bakugo, la azabache es muy analítica.

—Sí —murmuro, tratando de sonar convincente—, sólo que... mi hermano aún no llega.

La chica asiente en silencio, mirando el alrededor conmigo. Cada segundo que pasaba, la ansiedad me consumía más, y el eco de mis pensamientos martillaba en mi cabeza.

DIE FOR YOU |Katsuki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora