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"Virgen de la Oscuridad,
sólo te puedo pedir,
no morir en el intento de vivir..."

-"Aporofobia, retirada."
Agarrate Catalina-

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   Gulf no se siente capaz de decir ni una sola palabra. Desde que ha descubierto aquellos ojos rasgados, oscuros que aunque cansados parecen estar siempre en alerta cuando le cura cada herida y cada pequeño corte de sus manos temblorosas.

    Tampoco dice nada cuando Mew, después de esperar paciente un par de minutos en la puerta del pequeño baño, entra y se acerca en silencio a él. Y en silencio y con movimientos lentos comienza a quitarle la ropa, una remera oscura y unos pantalones desgastados que le había prestado cuando en la noche anterior lo hubo quitado la ropa mojada. 

   Mew no olvidaría jamás la manera en la que aquella tela de esa camisa blanca se la había adherido a la piel lacerada en su pecho y en su espalda, como convirtiéndose en una segunda piel. Esta vez la remera sale con mucha facilidad. Y un minuto más tarde aquel jovencito aún en silencio pétreo tiembla desnudo frente a él. Mew se siente por un momento extremadamente incómodo. Tiene que repetirse un par de veces en su mente que no hay razones para estar nervioso. Empuja con suavidad el joven Gulf hacia atrás y abre el agua de la ducha. Se toma un momento para sentir el calor del agua y sin decir nada se aleja hacia la cocina. 

   Recién al tercer día, Mew puede escuchar su voz. Ya había perdido las esperanzas de que aquel joven le hablara. Ya fuera porque estaba aún en shock o porque no hablaba su idioma ..., o porque no tenía nada que decir. Pero de repente ... , como si hubieran estado hablando por horas, Gulf se da la vuelta en el catre, se acomoda sobre el pecho de Mew y comienza a acariciar su mano con extremada dulzura. Y mientras lo acaricia,  justo cuando los primeros rayos de un sol invernal se cuelan por la pequeña ventana, pronuncia:

   —Buenos días, Mew... 

   Un estremecimiento de dulzura, de cariño, de melancolía lo hace temblar. Ahora es él quien se siente incapaz de hablar. 

¿Cuánto tiempo hace que nadie lo abraza?

    Mew hace lo único que se siente capaz de hacer, devolver el abrazo. Y desear en silencio que no sea el último. Más aquel no será el último abrazo. Habrá pocas palabras durante el día, habrá mucho llanto pero nunca faltarán los abrazos durante la noche.

    La sexta mañana, Mew se despierta suspirando. Pudo dormir mejor. Al menos por los próximos siete días sabe que nadie los echará de allí. Aunque se estremece al pensar cómo hará para conseguir el dinero para la próxima semana. Ya no le queda nada más por empeñar. Y las horas de trabajo se pagan cada vez menos. Inconscientemente se acaricia la muñeca. Y una puntada de dolor lo atraviesa cuando sus dedos temblorosos no encuentran su viejo reloj. Lo único que le quedaba de su difunto padre. 

   Mew se estremece pero unos brazos aún dormidos lo envuelven y Mew se rinde al calor de ese joven Gulf quien parece estar teniendo un sueño feliz. Mew siente curiosidad y ante el primer pensamiento se vuelve a estremecer. 

   "Está soñando con ella ...", le dice su mente agitada. 

   Y haciendo un esfuerzo sobre humano se despega de aquel cuerpo cálido, se viste y se aleja corriendo, internándose en la mañana fría. Mañana que le parece a Mew la más fría de toda su corta vida.

Bleeding Beast...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora