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"Y si el favor de la diosa fortuna, hace el favor de dejarles llegar, como metralla, las opiniones, zumban las balas de la inequidad.
No tienen permiso, si no tienen visa.
No se precisa que estén por acá. No traigan pobres, que ya tenemos, silvan las víboras del capital.
Saquen sus heridas de estas tierras,
que su sangre no traspase la frontera,
libren mi país de su miseria, ¡llévensela!"

"Aporofobia, retirada"
-Agarrate Catalina-

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   Cuando el reloj marca la hora esperada, Gulf se siente incapaz de dejar de mirar fijamente hacia la puerta. Le sucede cada tarde, justo cuando el sol comienza a esconderse por detrás de la lejana línea de la costa que puede adivinarse desde la pequeña ventana. 

   Ruidos de pasos en el pasillo lo ponen en alerta. Puertas que se abren y se cierran pero no la puerta que Gulf está deseando que se abra. Gulf suspira y con algo de dificultad, todavía el cuerpo le duele cuando se mueve demasiado, camina hacia ella. Titubea, respira profundo y se asoma temblando. 

   El pasillo semi oscuro, húmedo, con las paredes descascaradas está vacío. Los pasos que Gulf espera escuchar no resuenan por ningún lado. Los ojos con los que Gulf sueña con que lo miren, no brillan por ningún lado. La sonrisa que sólo vio dibujarse una vez en ese rostro con el que sueña cada noche, no ilumina su tarde. 

   Ante un ruido de una puerta cercana, Gulf comienza a temblar de miedo y cierra la puerta de Golpe. Vuelve a su catre y se acurruca envolviendo sus piernas con sus finos brazos y se mece como si fuera un niño pequeño. 

   Y llora. 

   Gulf llora en silencio porque tiene miedo. Miedo de los ruidos que se escuchan en el pasillo. Miedo de esa ciudad extraña, que no quiere a los descartados como él, que los expulsan, que los explotan, que los meten en jaulas, que los odian. Miedo de no volver a ver ese rostro hermoso que mira cada noche antes de dormir en esa vieja fotografía que siempre duerme con el. Gulf vuelve a mirar la puerta cerrada. Y se estremece ante un nuevo miedo que hasta ese día no había sentido: miedo a no volver a ese dulce Mew, su salvador, nunca más ...

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