Capitulo Diez

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•.¸✧°Narrador°✧¸.•

El satélite, perdido entre el cinturón de asteroides terminó despertando, su sueño se vio perturbado con el impacto de un cuerpo ajeno en su frente.

Apenas identificaba lo que hallaba a su alrededor, sin rastro alguno del planeta enano.

Trataba de escapar de aquel lugar, pero a cada rincón al que iba parecía un callejón sin salida. La desesperación le ahogaba, el pequeño no divisaba ninguna pista que condujera a la Tierra.

Marte buscaba a Luna, exclamaba su nombre con fuerza y no obtenía resultados.

-No puede ser, ya lo teníamos ¿Cómo es que lo perdí de vista? -Dijo el planeta rojo.

-Yo no sé, tal vez porque ¡Ese lunático estaba tras nosotros! -Gritaba el terrícola.

Continuaron la búsqueda, dando con su paradero después de lo que pareció una eternidad.

Luna no nombró palabra alguna en el trayecto, aunque estuviera allí su mente divagaba perdido en el vacío. Era un cuerpo sin vida, flotando a la deriva.

-Luna, entonces... ¿Cómo te sientes? -Pregunta el planeta, quien miraba preocupado el estado de su amigo.

-No es nada, Marte. -Dice en seco.-Solo estoy... Me siento raro, hace mucho que no veo a Tierra ¿Sus humanos están bien?

Marte se detuvo, con ello también se inmovilizo el más pequeño. Mirándose entre si, ninguno decía nada para romper el silencio, lo cual le causó más ansiedad a Luna.

-¿Se puede saber por qué están tan callados? -Habla el humano sobre Marte.- ¿Acaso las pastillas que me mandaron por fin dieron resultado? -Astrobola exclama con ilusión.

Toda esperanza es desvanecida al escuchar grandes carcajadas por los cuerpos celestes, su rostro que reflejaba alegría se transformó en una mueca de desagrado al recordar la cruda verdad.

-Ya quisieras. -Dice cantarín la Luna, encontrándose mejor por romper las ilusiones del terricola.

-Lo siento amigo, pero eso nunca pasará. -Habla Marte, negando con una sonrisa.

El terricola toma su telescopio y empieza a admirar el paisaje externo a la superficie de Marte. Era de sus pocas cosas de entretenimiento, ya que la computadora dejo de funcionar y la situación en la Tierra iba mal.

Una estrella llamó su atención, sonreía a sus hermanas que se formaban casi en fila recta. Reconoció en un instante de quienes se trataba, las tres María.

La cercanía que parecían tener, lo encantadoras que eran a simple vista, solo le recordaban a su amada esposa y a su querido hijo.

Con lágrimas en los ojos, Astrobola se forzaba a sonreír para aparentar alegría.

-Cariño. -Se desplomó en el suelo, una de sus manos golpeó con todas sus fuerzas el suelo.- Espero estén bien, donde sea que estén.

The Most Beautiful StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora