One shots - Ninjago

Entre esta sangre y escombros

Resumen:

Arrastra a Jay a sus brazos, ya que es el más joven después de Lloyd, y comienza a correr. Zane y Cole no pueden seguir el ritmo, pero él confía en ellos lo suficiente como para dejarlos unos pasos atrás. Este nuevo niño podría estar en problemas.

Encuentra, unos segundos después, la fuente del sonido. Una niña, cubierta de polvo y ropa raída, agarrada a un trozo de tela que podría ser una manta, se sienta en medio de un pequeño chapuzón en la calle. Está llorando, las lágrimas corren por su rostro, cortando el polvo. Su cabello es negro y sus ojos son grandes y marrones.

O

Wu encuentra a una niña buscando a su "mamá" en medio de un Ninjago en ruinas. Su "mamá" resulta ser su hermano mayor herido, que no es mucho mayor.

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Los pasos de Wu son silenciosos mientras se mueve por la ciudad en ruinas. Un bebé está posado sobre su pecho, con la cabeza apoyada en su hombro, una mano ocupada sosteniéndolo. Su otra mano sostiene firmemente un pequeño puño dentro de ella. Sus hijos, los cuatro, también guardan silencio.

La ciudad cruje y gime a su alrededor, asustando al niño al final de su pequeña cadena de mano. Jay, el niño, chilla y se acurruca más cerca de su hermano, Zane, que es un poco más alto y un poco intrépido que cualquiera de sus hermanos. Cole, el que tiene la mano firmemente agarrada a la de Wu, se para como si no hubiera nada en el mundo que pudiera derribarlo.

El bebé es Lloyd, el sobrino de Wu. El único que no recogió entre los escombros.

Buscan comida, supervivientes si tienen suerte.

Justo cuando están a punto de reducir sus pérdidas y regresar a casa, los oídos de Wu captan algo. Es suave al principio, pero puede reconocer los llantos de un niño sin importar cuán débiles sean.

Arrastra a Jay a sus brazos, ya que es el más joven después de Lloyd, y comienza a correr. Zane y Cole no pueden seguir el ritmo, pero él confía en ellos lo suficiente como para dejarlos unos pasos atrás. Este nuevo niño podría estar en problemas.

Encuentra, unos segundos después, la fuente del sonido. Una niña, cubierta de polvo y ropa raída, agarrada a un trozo de tela que podría ser una manta, se sienta en medio de un pequeño chapuzón en la calle. Está llorando, las lágrimas corren por su rostro. Su cabello es negro y sus ojos son grandes y marrones.

—¿Estás bien? Wu pregunta, colocando a Lloyd en los brazos de Jay antes de acercarse. Ella se estremece, retrocediendo contra la pared del cráter. "Está bien, no te haré daño". Él extiende las manos en un gesto de apaciguamiento, pero ella no parece menos asustada. Unos pasos minúsculos se oyen detrás de él, y los ojos de Nya se dirigen hacia sus hijos. —¿Dónde están tus padres?

"Quiero a mi mamá", se queja, frotándose la cara con un puño sucio. —¿Dónde está? Wu no cuestiona el desliz, este niño parece joven. Probablemente todavía no entienda los pronombres.

"¿Por qué no te ayudo a encontrarla?", sugiere, agachándose a su nivel y extendiendo una mano, con la palma hacia arriba. —¿Cómo te llamas, dulce niña? Ella lo mira, abriendo y cerrando la boca como si estuviera decidiendo qué decir.

—Nya.

"Hola, Nya", dice Wu. Debe ser más joven que Jay, de tres años como máximo. "Mi nombre es Wu. Esos son mis hijos, Cole, Zane, Jay y Lloyd". Vuelve a mirarlos. "¿Cuándo fue la última vez que viste a tu mamá? ¿Te acuerdas? ¿Antes o después del ataque?