Adquisición

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ADVERTENCIA: LEMON Y LENGUAJE VULGAR

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Se prendió de ella en cuanto la vio. Tan hermosa joya había sido destinada al maldito harén. ¡Él era un príncipe!... y no le quitarían lo que le gustase así como así. Sin más, intervino en <<La sala del placer>>, con su capa roja ondeando.

La bellísima adquisición lloraba ya ataviada maravillosamente por las sirvientas del palacio con un vestido celeste, un velo, también azul, transparente que le cubría de la nariz hasta el mentón y una tiara brillante, igual de llamativa que ella. Lagrimeaba sentada en el centro del suelo blanco del gran harén, mientras los soldados rabiaban babeando, pues aún no tenían permitido tocarla.

El príncipe Vegeta se aproximaba colérico. El encargado del harén, nervioso, lo frenó con la mano abierta. -¡No puede pasar!...

-¡¿Cómo que no puedo pasar?!... -reclamó ante la mano del soldado gordo, calvo y bobo, y su capa se detuvo.

La adquisición como de los dioses, terriblemente angustiada, volteó a verlo. Las miradas chocaron y los corazones vibraron. El puño de Vegeta más se ciñó.

-¡S-señor...! -el guardia temblaba demasiado-. ¡E-entienda que su padre no lo quiere aquí!... Su padre quiere que se junte con una hembra digna; estas son
solo prostitutas...

-Si no te quitas, te mataré -le advirtió serio y tranquilo, lo que evidenciaba que cumpliría su palabra.

La preciosa mujer de cabello lila le rogaba a través de los ojos centelleantes que la sacara de ahí.

-¡Pero señor...!

Y en efecto, cumplió su palabra. La cabeza del guardia rodó por el piso, cerca de Bulma, quien se tapó los ojos.

Ya sin obstáculos, se paró frente a ella y le ofreció la mano. Bulma llevó la vista a él, y boquiabierta la tomó.

Se habían enamorado... por medio de una simple ojeada.

Aunque se hubiera podido creer que era un depravado, en realidad era todo lo contrario. Vegeta la cargó hasta su lujoso aposento, en donde la alimentó y la resguardaría para siempre. Prohibió el acceso a todo el mundo, menos a las sirvientas, y exigió el mejor de los tratos para ella.

Pocas veces se encontraba en Bejita, y por ende, en el aposento real, y cuando estaba se sonrojaba sobremanera con la terrícola y casi no le dirigía la palabra. Su vida era conquistar planetas.

¿Podría ver en verdad las estrellas por primera vez sin tener que recorrer el espacio en su nave?

Después de dos meses, regresó a su planeta. Bulma, quien se sentía muy sola, lo esperaba ansiosa. La sirvienta se retiró y los dejó en su paz.

Vegeta se arrimó a la pequeña barra repleta de alcohol, y se sirvió una copa de un vino carmesí. No la había visto; no quería. Ella... lo ponía inquieto.

Bulma, desesperada por su atención, se levantó del sofá en el que se hallaba adornada exquisitamente... como a diario.

Los ojos azul cielo resaltaban gracias al velo, ahora morado, que ocultaba la mitad de su faz.

Fue hasta él y del hombro lo giró con delicadeza para que la viera. -Vegeta...

Él bajó la mirada y prosiguió bebiendo.

-Quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí... No tuve la oportunidad de agradecerte antes...

Se atragantó, mas no añadió nada.

-Yo de verdad quiero... -dijo embelesada, y detrás del velo lo besó.

Vegeta se congeló. Había recibido aquello que más temía: el calor de sus labios. Los labios carnosos, sabrosos, por poco palpitantes. Ingirió alcohol de nuevo para no perder la cabeza. No contaba con que
Bulma no se rendiría fácilmente.

La terrícola, sin importarle nada, lo lanzó a la cama. La copa de cristal se deslizó momentáneamente por la alfombra.

Vegeta intentó erguirse, pero ella ya se había montado sobre él con las piernas bien abiertas, justo encima de su intimidad. El pene ya erecto y la vulva se tocaban
debido a lo delgado de sus prendas.

El príncipe seguía renuente. Bulma lo sujetó de las muñecas, y mirándolo lacrimosa y deseosa, le expresó: -Te amo.

Fue entonces cuando la pelilila aprovechó para besarlo sin miramientos, y él lo consintió con todas las ganas. El beso interminable resonaba en la alcoba. Las manos masculinas pronto acariciaron ardientemente las curvas, y los genitales se rozaban sin parar.

Bulma, jadeante, cortó el beso. -¡Quítate todo!... -le demandó apurada.

El príncipe primero se deshizo de los guantes. La armadura, así como las botas y el traje de una sola pieza, salieron deprisa.

Bulma, casi babeante, pasó la mano por el abdomen musculoso de Su Alteza Real. La piel morena refulgió, y la pelilila se ahogó con su atractivo como de otro mundo. Vegeta, ya gimiendo repetidamente, arqueó la cabeza hacia atrás en su divino éxtasis. Bulma no perdió el tiempo, y fue al miembro rígido, asaz grande para sus manos. Vegeta despidió otro gemido cuando las manos suaves y tibias abrazaron su parte más sensible. La cola de mono se erizó. Los labios de Bulma se pegaron al glande, y en un beso poco faltó para provocarle su corrida. La pelilila saboreó el líquido preseminal, y enseguida engulló también el tronco.

Vegeta, quemante, se descontroló y de la cabeza la hizo tragar más. -¡¡Oooh... Bulma!!... así -le manifestó por último despacio.

Ella, encantada, ensalivó y succionó hasta sentir su garganta llena. Un cosquilleo glorioso ocupaba su garganta al tiempo que el pene del príncipe subía y bajaba por ella, y esto a la vez le mojaba el coño.

El semen se disparó violento, y le infló la boca. Bulma lo tomó completo.

Ahora ella sin poder aguardar más, se subió el vestido. La tarea resultó sencilla, ya que no llevaba ropa interior.

Torpemente se introdujo el miembro por causa del apremio, y antes de que pudiera retroceder por el dolor, Vegeta la aprisionó del cuello con su cola, y le destrozó la prenda de arriba para deleitarse con sus
enormes pechos albos, que apretó sin cesar entretanto la pelilila se acostumbraba a ser penetrada por él.

Sus respiraciones y ritmo finalmente se sincronizaron, y antes de besarla apasionadamente le sonrió ladino.

La llevó a su costado, y ahí, sin dejar de besarla, la embistió asimismo sin descanso.

La vagina lo estrechaba tanto como para hacerlo creer que le arrancaría el miembro y Bulma recibía golpes de placer que la contorsionaban y la mantenían con la
mente en blanco, únicamente pidiendo más.

La imagen de dos amantes desnudos de distinta procedencia uniéndose bajo una luz tenue parecía un cuadro surgido del mismo cielo.

Vegeta juntó su lengua con la de ella y le frotó los senos hasta enrojecéselos.

El semen volvió a brotar, y vino la mordida, y la sangre se mezcló con el gozo para Bulma. Ella ya era su esposa.

...

En presencia de los ojos de todos le colocó en el anular el anillo con el emblema de su monarquía.

















Nota de autor: La idea era escribir un drabble lemon 🍋🔥 muy cortito, pero salió un poquito de más texto XD.

Espero de corazón que este one-shot corto AU hubiera sido de su agrado :)💖.

Nos vemos pronto 💗.

Drabbles VegeBulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora