Capítulo 2

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RAI

Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue a mi linda Alo durmiendo en mi pecho. Se veía tan linda y tranquila, y sus pequitas me dieron ternura. Tenía tantas ganas de quedarme aquí un buen rato. Bajé mi mirada a sus labios, y qué ganas tenía de darle un beso.

No, ¿qué estaba haciendo? Me paré rápidamente de la cama, tratando de no moverla tanto, y me fui directo al baño. Estaba muy nerviosa. Tenía que salir de aquí. Me vestí y me maquillé para salir. Aún no sabía a dónde iría, pero no podía estar más aquí o me arrepentiría de lo que pudiera llegar a hacer.

Tomé mi teléfono y lo único que se me ocurrió fue mandarle mensaje a Isa, una chica que conocí en el centro comercial la semana pasada. Me caía bastante bien y ella estaba interesada en mí.

Rai:Hola Isa, ¿tienes planes para esta mañana?

Isa:Hola linda, no tenía hasta que vi tu mensaje. ¿Qué te parece si te invito a desayunar?

Rai: Siii, me encantaría.

Isa: Bueno, paso por ti en media hora.

Cerré el chat y me dispuse a terminar de arreglarme. Quería irme lo antes posible. No sé qué es lo que me estaba pasando, solo quería huir.

Tampoco quería abandonar a Alo, pero necesitaba alejarme de ella un poco, no sin antes prepararle el desayuno. Me encantaba tener ese tipo de atenciones hacia ella y más porque después me regalaba lindas sonrisas. En eso estaba cuando me llegó una notificación.

Isa: Estoy a 5 minutos, linda.

Rai:Te espero ♡.

No estaba poniendo atención cuando escuché delante de mí un fuerte:

— ¡BUENOS DÍAS! — me gritó Alo de repente, y se le veía un poco molesta.

— Buenos días, Alo — le dije mostrándole una sonrisa —. Te estoy preparando el desayuno.

— ¿Me estás...? — me preguntó con cara confusa —. ¿Tú no desayunarás conmigo? — su voz sonó con un tono de desilusión.

Me dio pena verla así, pero yo necesitaba salir, así que le dije que no podría y poco después salí por la puerta.

Afuera de la casa de Alo estaba Isa en su carro y sin dudar me subí.

— Hola linda — me saludó con un beso en la mejilla —, te ves más hermosa que de costumbre.

Le respondí el saludo un poco apenada. No era fan de que me hicieran halagos y se me hacía raro recibirlos de otra persona que no fuera mi Alo.

Rato después llegamos a un lindo lugar de comida mexicana. Ella sabía que era de mis comidas favoritas. Nos sentamos y ordenamos.

— No pensé que me mandarías mensaje — me dijo —, y menos para salir.

— ¿Por qué no? — le respondí con coquetería —. Eres linda y estás soltera, ¿o no?

— Claro que sí — me regaló una sonrisa de lado —, ¿y tú?

— Sí, también — le contesté mientras observaba sus ojos. Son de color verde, muy lindos, pero no son los ojos cafés que tanto me encantan.

— ¿Te pasa algo? — me preguntó —. Te pusiste seria de la nada.

— No — contesté restándole importancia —, está todo bien — le sonreí, pero en mi mente pensaba en por qué no podía dejar de compararla.

Llegó el mesero y pasamos el resto del desayuno platicando sobre cosas triviales.

Rato después salimos del restaurante y nos dirigimos a su carro. Como aún no quería regresar, le propuse ir a la playa y ella me dijo que sí. Pasamos la tarde juntas.

Algo contigo - Railo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora