Hermanas Sakasagami

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Cuando Sesshomaru y Rin entraron a la oficina de Kagura a recoger unos planos, no se imaginaban la escena que estaban a punto de presenciar.

Un niño, de unos tres años, de cabello largo casi blanco, y ojos violáceos, sentado en el piso con juguetes, un par de hojas en las que había dibujado con crayones y algunos snacks en el escritorio.

— ¡Hola! — Saludó Rin con una gran sonrisa mientras se hincaba para estar a su altura.

El niño saludo y le ofreció a Rin una hoja y un par de crayones. Ella se sentó a su lado y empezó a dibujarle algunas flores. Agradecía estar usando pantalón en lugar de falda.

Sesshomaru frunció el ceño y afiló la mirada en dirección a Kagura.

—¿Qué significa esto?

— La niñera canceló de último minuto. Es solo por hoy. Mañana inicia una nueva.

— Tenemos reunión con el señor Yamazaski para revisar los planos del edificio, ¿Habías pensado en eso?

La fría voz de Sesshomaru sorprendió a Rin. Para ella siempre tenía un tono suave al hablar. Su mirada era muy diferente a la que estaba acostumbrada. Solo lo había visto así cuando descubrieron el robo de la perla de Shikon.

— No se preocupen, yo lo puedo cuidar. Hoy no tengo tanto trabajo pendiente – Interrumpió Rin — ¿Es su hijo Kagura-san? ¿Cómo se llama?

— Se llama Hakudoshi, es mi sobrino.

Sesshomaru no tuvo objeción, se dio la vuelta y se dirigió a la salida.

— Espero que no se repita. Salimos en treinta minutos.

Kagura recogió las cosas del niño, las guardó en la mochila y se la entregó a Rin. Ella tampoco tenía el don de tratar con la gente, ni fama de ser amable, aunque se sentía sumamente agradecida, su expresión facial no cambió mucho.

— Gracias , Rin.

— No hay nada que agradecer .

Rin salió de la oficina con la mochila en el hombro y el pequeño niño sosteniendo su mano.

Adoraba a los niños. Ser madre es algo con lo que ha soñado siempre. Decidió dejar de lado sus actividades, lo cierto era que, si tenía muchas cosas que revisar, pero era suficiente con que se hicieran antes de irse, no había nada urgente que requiriera ser entregado en las próximas horas.

Acaparó la sala de juntas para tener suficiente espacio, su oficina no era tan grande para que un niño jugara.

El resto de la tarde fue divertido. Construyeron unos robots con bloques, dibujaron y colorearon sus robots en hojas de papel.

Flashback

La escena que presenciaba Kagura ante sus ojos parecía irreal, esa no era su hermana, la preciosa Yura Sakasagami no era ese despojo de mujer que yacía en el suelo.

Ella era una mujer jovial, vanidosa y un tanto altanera, pero en el fondo era de corazón noble. Se había enamorado perdidamente de un importante abogado llamado Magatsughi, contrajeron matrimonio y se les veía como una pareja ideal. Sus redes sociales gritaban a los cuatro vientos su vida de ensueño.

No le pareció extraño que sus visitas fueran menos frecuentes, estaba ocupada siendo feliz con su esposo. Después recibía menos llamadas y menos mensajes, pero las fotografías en redes sociales continuaban y todo parecía estar en orden.

Fue a visitarla al hospital después del nacimiento de su hijo, Hakudoshi. Y para ese momento ya era demasiado tarde. Sus ojos, antes llenos de brillo, tenían ojeras marcadas, su rostro era pálido y su piel se marchitaba lentamente.

Amor clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora