La perla de Shikon

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De la oficina de Rin se divisaba el ascensor y de él descendía una furiosa versión más joven de Sesshomaru, con el mismo cabello plateado y ojos color ámbar, pero con dificultad para ocultar sus emociones. Había escuchado hablar de él, Inuyasha Takahashi.

El enfurecido hombre entró a la oficina de al lado gritando, y no es que Rin quisiera escuchar conversaciones ajenas, pero el volumen de su voz, la delgada pared falsa que dividía sus oficinas y tener las puertas abiertas hacían imposible que la conversación se mantuviera en privado.

— ¡Sesshomaru!, ¿Fuiste tú, maldito?

—¿Qué te pasa imbécil?

—Hablo de la joya. El collar con la perla de Shikon que me heredó nuestro padre, tu fuiste quien se la robó.

—No tengo porque robar nada, voy a recuperar esa perla impugnando el testamento. Deja de decir estupideces y dime exactamente qué pasó.

—La perla estaba en la casa, en la caja fuerte del despacho y cuando fui por ella había desaparecido, las cerraduras fueron forzadas, pero la caja fuerte fue abierta usando la combinación, solo tú y yo nos sabemos la combinación de esa caja - Explicó Inuyasha mientras Sesshomaru se enfocaba en su computadora

—Veamos las cámaras de seguridad que para eso están — Dijo Sesshomaru mientras Inuyasha se acercaba a observar

— ¡Keh! No vi ninguna cámara en el despacho

—Está bien oculta. No puedo creer que no conozcas tu propia casa - Murmuró

El monitor no mostraba las imágenes del resto de las cámaras de seguridad de la propiedad, todas habían sido desconectadas, excepto la del despacho.

Al ver a la persona en el video, Sesshomaru apretó los puños enfurecido

—¡Es Kana Amamiya!

Un sonoro golpe en el escritorio hizo se Rin se incorporará de su silla, impresionada también al escuchar el nombre de Kana. El sonido del teléfono la regresó a la tierra.

Rápidamente atendió el llamado de Sesshomaru y bajó a la oficina de Kana, al no encontrarla preguntó en seguridad y le informaron que no había llegado a trabajar.

Ya lo suponía, en la oficina no quedaban rastros de ella, ni de sus pertenencias. Sesshomaru no respondía el teléfono, así que le pidió a seguridad que le ayudarán a llevar todo el contenido del archivero a la oficina de su jefe, y ella se llevó la laptop.

Al ver llegar el desfile de archivos, Sesshomaru supo que Kana había desaparecido.

— Señor, Kana no está. Y me pareció conveniente traer toda la información de su oficina para que la revise.

— Gracias, Rin. Voy a necesitar tu ayuda.

— ¿Qué estás esperando? ¡Llama a la policía! – Ordenó Inuyasha

— Voy a hablar con Koga para que la investigación sea lo más discreta posible — Respondió molesto — Rin — Dijo suavemente — ¿Puedes traer una laptop para Inuyasha?

Los tres pusieron manos a la obra y empezaron a buscar en el historial de navegación, los correos, archivos y las grabaciones de las cámaras de seguridad de la compañía para encontrar si ella tenía algún cómplice o si detectaba alguna pista.

Habían trabajado sin parar durante tanto tiempo que Rin no había visto la hora.

—¡No puede ser! A esta hora ya pasó el último tren

— ¿Vives muy lejos? – Preguntó Inuyasha

— Sí, en el tren hago una hora en llegar – Respondió la chica

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