Celebraciones y tragedias

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Los cumpleaños se celebraban sin falta en la mansión Takahashi, era una tradición que el difunto Toga había impuesto con la finalidad de mantener a sus hijos unidos. Inuyasha no se sentía con ánimos de celebrar, no sin sus padres.

La enorme mansión hacía que la soledad se intensificara. Prefería pasar tiempo en el templo Higurashi, con Kagome y su familia que siempre lo trataban como un miembro más. Ella lo convenció de llenar esa enorme mansión con sus amigos y familia.

[...]

Las risas de dos mujeres se escuchaban a través de las paredes. Reconocería ese sonido entre una multitud. La risa de Rin era melodiosa y agradable al igual que su voz.

Cuando salían a reuniones de trabajo, la sorprendía tarareando o cantando en voz baja durante el recorrido en el auto. Disfrutaba secretamente compartir esos momentos con ella. Desde luego, él se mantenía en silencio, solo respondiendo a lo que ella llegaba a preguntar o brindando alguna palabra para hacerle saber que la escuchaba cuando tenía algo que relatar.

El sonido de los pequeños tacones sobre el piso lo hizo regresar al presente. Las mujeres se estaban acercando a su oficina y sabía el motivo, se acercaba el cumpleaños de Inuyasha, pero él no tenía intenciones de ir, no era necesario hacerlo y nadie lo iba a convencer de lo contrario.

Eso afirmaba hasta que esos brillantes ojos lo vieron directamente. Supo que estaba perdido, pero nadie más tenía que saberlo.

—Lo pensaré — Fue su veredicto.

[...]

Llegó el sábado y Rin salió temprano para comprar un regalo. Justo a mediodía llegó a la mansión que había pertenecido al señor Toga, y ahora pertenecía a Inuyasha, En la puerta se encontró con Sango y su prometido Miroku, entraron juntos y en la sala ya se encontraban Inuyasha, Sesshomaru quien siempre era puntual en sus compromisos, Kagome y su familia; su abuelo, su madre y su hermano Sota. Todos vestían de manera informal excepto por una persona que al parecer adoraba vestir de traje, al menos no estaba usando saco ni corbata, debe ser su definición de informal. Después de saludarse pasaron al comedor a disfrutar de los alimentos entre una charla amena, al menos entre las mujeres.

Había descubierto que Miroku era un poco descarado para ser un hombre comprometido, pero en el fondo no tenía ojos para nadie más que para Sango.

Llegó el momento de compartir un delicioso pastel de vainilla hecho por Kagome. En ese instante Rin vio la oportunidad perfecta, y le pidió a Inuyasha y Sesshomaru que posaran para una fotografía juntos con las velas del pastel encendidas. Ellos no sonreían, así que ella y Kagome tuvieron que colocarse a cada lado de los hermanos Takahashi para hacer cambiar sus expresiones y obtener una fotografía perfecta.

La observó detenidamente, parecía como si ella también formara parte de esa familia y la hizo sonreír.

La celebración culminó con la apertura de regalos. Todos le regalaron un tomo de manga diferente. Era su única afición, así que fue sencillo para todos elegir. Finalmente, Sesshomaru entregó una caja elegantemente envuelta en papel azul marino y un listón dorado.

Al abrir la caja, los ojos de Inuyasha brillaron, y su sorpresa fue notoria. Dentro había un kit de lápices para dibujar y estilógrafos. Lo había dejado sin palabras.

—Gracias — Dijo suavemente sin poder creerlo todavía. Su hermano siempre lo había molestado diciendo que eso no era un verdadero trabajo y lo presionaba constantemente para dejarlo.

—No fue nada — Respondió Sesshomaru escuetamente — Es hora de irme, tengo cosas que hacer.

Fue el primero en retirarse y no es que fuera importante lo que tenía que hacer. Fue un rato a su departamento y después pasó a recoger una ropa a la tintorería. Iba conduciendo cuando vio a Rin caminando por la calle con un par de bolsas de compra en la mano, detuvo su auto junto a ella.

Amor clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora