Felices fiestas

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Despertó a las diez de la mañana. Era veinticuatro de diciembre.

Disfrutaba tener tiempo libre, pero era una época difícil. No podía evitar recordar a sus padres y hermanos.

Aquellos días felices cuando estaban juntos, decoraban el árbol, compartían regalos, horneaban un pastel y preparaban la cena. Todo en familia.

Una lagrima traicionera recorrió su mejilla. Algún día ella tendría nuevamente una familia, con un esposo e hijos o hijas. Desearía que fueran gemelos, como sus hermanos. Una sonrisa se formó en su rostro ante la imagen que se formó en su mente. ¿Por qué Sesshomaru estaba en esa fantasía? Sacudió la cabeza para despejarse. El ocio es la madre de todos los vicios.

Se puso de pie y empezó a prepararse para desayunar. Aprovechó para asegurarse de tener todo listo para la cena que compartiría con la abuela Kaede como era tradición.

Había sido invitada al templo Higurashi a compartir con la familia de Kagome, incluido Inuyasha, pero declinó la oferta pues ya tenía planes. Ahora que lo pensaba no mencionaron a Sesshomaru, seguramente el muy huraño no había aceptado la invitación.

Se mordió el labio inferior ante su brillante idea. El "no" ya lo tenía, así que nada le costaba arriesgarse a ir por el "sí". Tomó el teléfono y se armó de valor para llamarlo. Cuando le respondió sintió un vuelco en el estómago por los nervios. Si se andaba con rodeos perdería la oportunidad.

—¿Tienes planes para esta noche?

—No — Se limitó a responder. Lo cual la hizo sentir más nerviosa

—Voy a preparar un delicioso pastel de navidad y pollo al horno para la cena. ¿Te gustaría venir? También me gustaría recibir a Jaken-sama.

—¿A qué hora debemos llegar?

El latir de su corazón se intensificó ante la respuesta. Le respondió de inmediato, sin haberlo pensado. Le estaba regalando su valioso tiempo en un día de fiesta.

—A las siete. Es algo informal, solo seremos la abuela Kaede, ustedes y yo.

—Bien. Nos vemos más tarde.

Al terminar la llamada se sintió inmensamente feliz, tan feliz que podría bailar.

Se apresuro a dejar impecable la casa, se aseguró de que el árbol tuviera todas las luces funcionando, incluyendo la estrella que adornaba la parte superior.

Se alegraba de tener listos los regalos que llevaría a la oficina al regresar después de año nuevo. Solo tuvo que colocarlos bajo el árbol.

Llegó la abuela Kaede para ayudarla con la cena y el postre. Entre las dos pusieron manos a la obra para tener todo listo a las siete en punto.

[...]

Sesshomaru no tenía preparado un regalo para Rin. Pensaba comprarle algo en un par de días cuando la fiebre de compras navideñas hubiera pasado.

Seguramente las tiendas estarían abarrotadas de gente y el detestaba estar en esa situación. Lo más importante es que no sabía que regalarle. No quería darle algo genérico. Necesitaba algo con significado. ¿Qué tenía significado para él? ¡Las joyas!

Las joyas eran importantes entre su familia. Su padre había poseído un collar con la perla de Shikon, y su madre poseía un collar de perlas con una piedra mucho más valiosa conocida como la piedra "Meido". Necesitaba encontrar una pieza extraordinaria.

El símbolo de su constructora era una media luna. No podía, eso significaría una declaración que no estaba dispuesto a hacer.

Llamo a la joyería más exclusiva, de esas que solo reciben con cita, de esas a las que pocos pueden acceder.

Amor clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora