capitulo 5

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Capítulo 5

Perspectiva de Kagome

Me mordí las uñas para apaciguar mis nervios. Una semana, una maldita semana había pasado y Kikyo no me contesta las llamadas ni los mensajes. ¿Qué carajo había pasado? Ella jamás dejaría pasar una semana sin hablarme. Tenía un mal presentimiento. ¿Y si ese noviecito tenía algo que ver?

No. Deseche la idea, Kikyo no me dejaría a un lado por un hombre. Miré mi mano con los pasajes de vuelo; ya habían pasado los dos meses, así que mañana regresaríamos a Japón, pero este mal presentimiento me estaba matando.

Volví a marcar su número, a ver si por fin me contestaba. Un sonido, dos sonidos, tres sonidos.

Lo sentimos, el cliente tiene su celular apagado y se encuentra fuera de servicio, fue la respuesta de la grabadora.

Maldición

Tiré mi teléfono a la cama mientras caminaba como leona enjaulada.

- Las chicas. - susurré. Corrí a mi teléfono y marqué el número de Koshõ.

Uno, dos, tres...

- Alo.

- Koshõ.

- Ka-Kagome, hola, ¿Cómo estás?

- Yo bien, Koshó. ¿Qué le pasó a Kikyo?

- ¿A Kikyo? ¿Por qué preguntas?

- Koshó, no me mientas. Kikyo lleva una semana sin contestar mis llamadas y ahora tú me estás hablando nerviosa.

- No, claro que no, Kag...

- Koshó, ¿acaso no te conozco de hace diez años? ¡Maldita sea, ¿Qué pasó con Kikyo?!

- Es mejor que se lo digas. - escuchar la voz de Asuka de fondo me dejó un mal presentimiento.

- Koshó, pon el altavoz.

- Pero...

- ¡Que pongas el MALDITO ALTAVOZ!

- Está bien, listo.

- Asuka, ¿Qué pasa con Kikyo?

- Hola, Kag. Mira lo que pasó...

- Asuka, por favor. - escuchar a Koshó pedir que se callara me estaba matando del miedo.

- Koshó, por favor, deja que hable. - mi voz ya estaba temblando.

- Kag, no te asustes, Kikyo está bien.

- Entonces, ¿Qué pasa? Asuka, por favor, dime.

- Está bien, Kag. Tú tienes que saberlo. - Asuka me contó todo de principio a fin. - Y eso es todo, Kag. Hoy la fuimos a ver, pero ella no quiere hablar con nadie.

Mi cabeza era un torbellino y mi corazón se sentía como si me lo estuvieran estrujando. Me senté en mi cama porque las piernas me fallaban y pensé que me desmayaría. Las voces de las chicas se escuchaban lejanas. Respiré muy profundo para calmarme, tanto que corrí a la ventana por más aire. Necesitaba tranquilizarme, no ganaba nada con ponerme así, Kikyo me necesitaba más que nunca. Por suerte, ya mañana viajaba a Japón a primera hora.

- Kag, ¿estás ahí?. - fue Koshó la que me preguntaba.

- Sí, aquí estoy.

- ¿Estás bien?

- Sí, no se preocupen. No dejen sola a Kikyo, por favor. Yo mañana a primera hora regreso a Japón.

- Kag, ¿Qué harás cuando llegues?

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