-Superficialidad-

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Hace dos minutos que se reproducían los créditos de la película y ninguno se movia.
Keigo podía sentir la anticipación recorriendolo de pies a cabeza como una corriente eléctrica, miraba a Touya de reojo, el como mantenía su mirada fija en la pantalla hasta que conectaron sus miradas. Se pasó lengua por los labios para humederlos, dejando notar lo mucho que deseaba besar a Touya, derretirse bajo su cuerpo y olvidarse de lo que había pasado hace una hora.

Cómo si le hubiera leído el pensamiento, Touya se abalanzó sobre Keigo, sin darle tiempo a decir algo, lo beso con intensidad, asegurándose de que el aire en sus pulmones fuera insuficiente. Keigo tiraba de la camiseta de Touya, al principio para acercarlo, ahora para separarse y obtener algo de oxígeno, pero apenas lo logro, sus labios fueron atrapados de nuevo.

No pudo respirar correctamente hasta que Touya se lo permitió, aunque tenía la vista nublada pudo distinguir la mirada soberbia y divertida con la que era admirado desde arriba. Le dio un empujón con el pie pero solo provocó una risa burlona, además de que su pie fue sostenido con firmeza y que a partir de ahí la mano de Touya lo recorriera lentamente hasta su cintura.

—¿Por qué tan callado? —dijo Dabi, su voz era ronca y mencionaba cada palabra con lentitud.

Keigo no había notado lo profundo de sus exhalaciones hasta que quiso hablar, entonces se dio cuenta de la manera en que su pecho subía y bajaba, el ardor en su labios y la presión que hacían los dedos de Dabi en su piel.

—Normalmente eres tú el que habla más entre nosotros dos —Hawks respondió con una mirada firme y una sonrisa juguetona. Sintió escalofríos cuando Dabi se quejo de su respuesta y sonó casi como un gruñido.

Con poca dificultad fue levantado del sofa, sus pies tocaron de nuevo el suelo cuando iban por la escalera para el segundo piso.
Pasaron de nuevo por el jardín, desde arriba su vista se amplió, se dio cuenta de la organización de las flores y lo bien cuidado que estaba todo, también los viejos juguetes acomodados en el muro que rodeba el jardín.

Dejo sus pensamientos a un lado cuando Dabi tiro de su mano para que caminara. Otra vez pudo sentir con plenitud esa sensación de calma y desbordante felicidad, la sensación extasiante que le recorría de pies a cabeza cuando Dabi sonreía con arrogancia y lo miraba como si quisiera adivinar que era lo que estaba pensando. Rio con complicidad, casi corriendo por el pasillo, cuando giraron notó las otras puertas, dos de ellas estaban decoradas y la otra tenía el nombre de Shoto en la parte superior, miró de reojo la puerta de la habitación de Touya y está solo tenía un par de etiquetas desgastadas.

Los labios de Dabi volvieron a robarle el aliento, no pudo evitar sonreír entre el roce, está vez más lento. Sus manos inquietas se enredaron en los mechones de cabello bicolor, el quejido ronco que recibió en respuesta lo hizo suspirar liberando la excitación que comenzaba a expandirse por su cuerpo y se centraba en su cuello y entre sus piernas, que igual de inquietas se enredaron en la cintura contraria.

Sus suspiros se hicieron más constantes con cada beso y roce que recibía, los suspiros escalaron a suaves quejidos que endulzaban el oído de Dabi.

Sabía lo que seguía, la lenta pero firme mano de Touya quitando cualquier tela que le estorbara, masajeando cada centímetro de su piel hasta sentir que se derretía, luego el camino de besos que lo hacía entremecerse.

Hubiera deseado estar más embriagado de  las sensaciones, así su mirada entrecerrada no se hubiera fijado en la foto pegada en el espejo que estaba en la esquina de la habitación de Dabi. Aún con los ojos nublados por las crecientes lágrimas que le provocaban la estimulación, fue capaz de reconocer a las personas retratadas en la foto.

Se quedó quieto tratando de enfocar su vista en la fotografía, Dabi salió de su cuello para mirarlo y saber que era lo que sucedía. Hawks tomó conciencia de lo que pasaría demasiado rápido, uso sus piernas para girar a ambos quedando encima de un confundido Dabi.

Apocalypse • DabiHawks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora