Dicen que las promesas son lazos que atan irremediablemente, ¿verdad?
Ellos descubrieron un significado distinto, único...
Un golpe de mala fortuna fue suficiente para que los recuerdos más queridos se desvanecieran como neblina al amanecer, como ag...
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"La magia de lo cotidiano revelada en actos sencillos"
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¿Irónico? Quizás esa era la palabra más precisa para describirlo. Hay una profunda ironía en el funcionamiento de la razón humana, en el despertar de emociones, sensaciones o sentimientos que yacen dormidos en un rincón oscuro y recóndito del alma.
¿Es siempre necesario que el mundo se desmorone para que surja la empatía? Solo pensar en ello resulta absurdo. La destrucción, el peligro, las piezas rotas de uno mismo... ¿Es realmente necesario llegar a tal extremo para mostrar siquiera un destello de humanidad?
Esa reflexión rondaba a menudo en su mente mientras observaba el caos a su alrededor. Los escombros de lo que alguna vez fue una vida ordenada ahora se encontraban dispersos, como testigos mudos de la fragilidad humana. Había en esos momentos de devastación una cruda revelación: la vulnerabilidad y la necesidad de conexión que se ocultan tras la fachada de autosuficiencia.
Algo así fue suficiente para que él comenzara a considerarlo en su futuro. No recordaba el momento exacto, de hecho, no podría distinguirlo entre la maraña de recuerdos que ahora albergaba. Sin embargo, hubo un instante, existió un motivo o una razón que llevó a que aquellas palabras salieran, con gran dificultad de sus labios.
Quiero ser útil...
Esas palabras, sencillas pero cargadas de significado, habían nacido de una introspección profunda. No se trataba solo de una expresión de deseo, sino de un compromiso con el cambio. El darse cuenta de que, a pesar de las circunstancias adversas, aún había una capacidad innata para contribuir, para tender una mano, para ser parte de la solución y no del problema.
No más ser problema...
La realidad es que los momentos de crisis a menudo desentierran lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. En su caso, había despertado una necesidad casi visceral de ser parte de algo más grande que su propio dolor y desorientación. Comprendió que su utilidad no residía únicamente en actos grandiosos, sino en pequeños gestos cotidianos que pudieran aliviar el sufrimiento de otros.
Ese despertar de conciencia lo llevó a reevaluar su propósito y a encontrar en la solidaridad una nueva forma de existencia. Las palabras "quiero ser útil" no eran solo un mantra, sino una guía que lo dirigía hacia un camino de redención y significado.
En las escasas reminiscencias de su infancia, había una pequeña fracción de memoria difusa. Un rostro vagamente familiar, a la vez desconocido, que se le aparecía como una presencia tan deslumbrante como el sol de mediodía. Si no se equivocaba, había pronunciado las mismas palabras en dos ocasiones. Una de ellas, ante esa persona que su mente se negaba a reconocer.
