Capítulo 4

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Mía Romanov

—¿Qué te parece este vestido?—Lo toma y me lo muestra —Es hermoso y sé que te luciría espectacular —Me pasa el atuendo para que me lo pruebe.

Apenas salimos de la universidad decidimos venir a comprar lo que usaré hoy en la inauguración.

Ana me pasa un hermoso vestido blanco, así que me lo pruebo y veo que se enmarca en mi cuerpo haciendo lucir mis curvas, es largo, tiene una abertura en la pierna derecha que llega hasta la parte superior de mi muslo, sus mangas caen preciosas a mis brazos... ¡Me encanta!

—Muestra, ¿qué tal se te ve?—Salgo del vestidor y mi amiga me mira de pies a cabeza —Se te ve espectacular, tienes que llevártelo si o sí, pondrás a los hombres calientes por tal maravillosa escultura hecha por los dioses —Río ante su comentario, siempre exagerando las cosas.

—¡Ana! Hay personas escuchándote —Le digo un poco apenada por las miradas que recibimos.

—Solo soy sincera, ahora falta mi vestido —Dice haciéndose la inocente.

La ayudo a buscar de entre tantas opciones, se prueba varios hasta que se de decide por uno que es muy bello.

—Que tal, este me encanta —Se mira al espejo —Tengo que ir muy linda, que tal y encuentro a mi amor verdadero- dice mientras camina como si estuviera en una pasarela.

—Te queda hermoso, fue hecho para ti —Le digo sinceramente.

Es un vestido negro, cuello alto con una abertura en la pierna izquierda muy brillante, es tan precioso como Anastasia.

Después de haber pagado los vestidos salimos y nos dirigimos a mi apartamento, estando allí decido preparar algo para comer.

Dejamos las bolsas en la mesa y nos adentramos a la cocina, nos decidimos por hacer unas pastas a la boloñesa.

Cuando terminamos de comer ya son las cuatro de la tarde, así que empezamos a alistarnos, ya que el evento es a las siete, nos quedan tres horas.

Ana se va a preparar en mí departamentos porque nos vamos a ir juntas, mientras yo me estoy bañando mi amiga está buscando los accesorios que usaremos, después prosigo a colocarme el vestido, arreglo mi cabello y me hago unas ondas hechas a calor y unos tacones plateados.

Me coloco una pulsera de plata que me regalaron mis padres y sigo con mi maquillaje, me voy por algo no tan cargado y Ana me ayuda en el proceso debido a que se le da mejor.

Ella se hizo una cola alta, la cual con ese vestido luce increíble.

Después de tres horas ya estamos listas, nos dirigimos al evento en donde somos las primeras en ingresar, la exhibición empieza en 10 minutos, por lo que decido repasar mi discurso.

Desde que llegamos Anastasia se apresuró a ver mis pinturas y quedo fascinada.

Cuando voy a darme la vuelta para subir al escenario, choco contra algo duro, pero con un olor increíble, me separo para saber quién fue el causante y me encuentro con unos ojos color azul, un azul tan profundo que me cautivan y no soy capaz de apartar la mirada hasta que él decide hacerlo.

—Lo siento —Me disculpo.

—Deberías ver por donde caminas, ¿estás ciega o eres estúpida?

Genial lo que me faltaba, chocar con un idiota.

—Óyeme imbécil, ya me disculpé, no es para que me hables así —Le digo algo enojada.

—Entonces mira por donde caminas.

—El que debería mirar eres tú.

—Por enana no te vi.

—¿Disculpa?

El Arte De Estar ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora