Aguas cristalinas (Furina x Aether)

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La luz del amanecer eran evidentes por las vitrinas de cristal azulado de la antigua habitación, estos solo retaban a la doncella al despertar, con molestia y un poco de tristeza coloco la sabana con la que se cubría un poco en su cara negando el hecho que se debía parar, un recuerdo fugaz paso de nuevo por su mente, las pequeñas gotas cristalinas bajaban por sus mejillas.

- Buenos días, espero haya amanecido bien, es hora del desayuno, señorita Furina.- mencionaba un pequeño ser que con saltitos se acercaba a la chica, esta a su vez había escuchado que la puerta se había abierto por lo que solo mas de tapo con su manta.

- No quiero comer, ¿podrías dejarme sola?.-  menciono fingiendo que ya no había llorado.

- Lamento decirlo, sin embargo su el juez supremo lo demanda.- le quito la cobija a la joven, la cual le miro un poco con recelo. - Sera mejor que se arregle.- 

- Si ya voy.- de mala gana se levanto para olvidar que no estaba en su casa, a lo lejos en el tocador observo un hermoso vestido azul con detalles blancos y dorados, el cual lo acerco la pequeña melusina.

- Mandan esto a colocarse, si necesita ayuda con ello puede solicitarlo, estaré afuera.- menciono el ser rosa azulado para salir y darle privacidad a la joven.

La doncella se extraño de este pequeño presente, no era igual a lo que esa vez había soñado, sin embargo era encantador por lo que no dudo en la palabra de la pequeña, fue a su tocador con su prenda nueva para ver al espejo, saco sus prendas ya que sin querer olvido colocarse la pijama por lo que solo durmió con estas, miro su reflejo sin sus prendas solo con su ropa interior, su piel blanca y tersa era la envidia de varios de la nación, sin embargo noto algo en su abdomen que la inquieto una mancha pequeña que no poseía ubicada en su lado derecho la cual se miraba reflejada en su espejo, la peliazul solo trato de verse sin necesidad del espejo. Esa oscuridad en su piel era evidente y al toque de sus dedos un dolor le provocaba, sin pensarlo entro en pánico, pero se calmo al pensar que se trata de un hematoma por algún golpe que no recuerda, por lo que ignoro por completo ello, con un poco de molestia se coloco su hermoso vestido y sin mas salió de su habitación.

- Luce hermosa.-  dijo al ver como la chica salía de su habitación, noto que portaba algunas joyas y unos guantes blancos que antes usaba e indicarle por donde ir a la fémina. 

- Gracias, pero oye ¿Por qué el vestuario? si solo es un desayuno.- decía mientras era escoltada por la pequeña.

- Me prohibieron el decirle, siga por aquí  por favor.- abrió unas puertas las cuales no recordaba la chica que eran del comedor, la luz del día le molesto a la doncella que solo se tapo los ojos y a su olfato le invadió un total aroma delicioso, tallo sus ojos para solo ver algo que no imagino un día pasado.

Él estaba allí parado esperándola, una tristeza volvió a la joven, una sensación agridulce fue lo que la invadió, vio como este se acercaba a ella para solo tocarle su cara y limpiarle esas lagrimas que la chica ya había liberado de la impresión.

- Te ves linda.-  no recibió ni una palabra de la chica para solo llevarla a una de las sillas, estaba sola con ella y eso le daba algo de paz. - Furina quiero que disculparme, lo que hice no tiene perdón lo se, tu no eres la culpable de nada, esta bien si no...-

- Viajero, ¿Por que esto?.-  le miro un poco confundida, pero muy dentro de ella estaba tan feliz de escucharle disculpar y ese hermoso desayuno. Noto como este sonrió y se acerco de nuevo para darle un beso en su mejilla, tal acto hizo que la fémina se sonrojara.

- Porque quiero ser esa persona que este contigo en buenas y malas, el poder protegerte lo hare siempre, porque fui un estúpido al irme y dejarte, me alegra que estés bien después de nuestra aventura y mereces un lindo día tu y yo solos.-