Aguas cristalinas (Furina x Aether)

XII

Las horas pasaron la chica peliazul estaba en la habitación otorgada para ella, en parte estaba algo molesta que no la dejaran dormir en la misma habitación que el chico, le daba curiosidad mucho de ese pequeño poblado desde las personas hasta las criaturas que vivían allí ya que había notado una de un pico colorido y algo enorme. Vio algo de ropa típica del lugar en el armario horas antes una persona había traído eso para que usara mientras estaba en ese lugar. Quiso probar un vestido casual blanco con detalles verdes en forma de flores por lo que se dispuso a colocarselo, un dolor le recordó algo y fue enfrente del espejo vio lo que temía, la mancha oscura se había expandido un poco a su estómago. "¿Debería decirle?" Se cuestiono totalmente ya que apenas había salido de problemas y este sería otro más de que molestar en su proceso de "noviazgo". Sin mas en que pensar se coloco tal prenda y al verse al espejo le encantaba como ese nuevo vestuario le resaltaba sus ojos y cabello. Escucho como alguien tocaba la puerta por lo que dejo pasar.

- Que hermosa te ves.- dijo para darle un beso en su mejilla. La fémina solo sonrió y mostró un pequeño sonrojo.

-Gracias, Nahida es muy amable por tanto regalo; me siento mal de no traer nada de la nación.-

- Ella es feliz por conocerte.- decía mientras entraba para sentarse en la cama y ver como ella le seguía el juego.

- Si ella no puede ayudarnos ¿estarás conmigo?.-

- Pase lo que pase te prometo estar contigo.- firme ante tal oración vio como la chica iba a su lado para sentarse en sus piernas.

- Gracias.- le susurro al oído para darle una pequeña mordida, siento que el chico se estremeció. - Te amo Aether.-

- Igual yo, ¿quieres ser mi novia?.- sacó de uno de sus bolsillos una pequeña flor morada. - La rosa de Sumeru es linda y elegante como tu.- la chica al verla sin pensarlo le beso en los labios confirmando que le acepto tan propuesta. Tal vez la flor estaba toda rota pero igual le pareció un gesto lindo de parte del rubio.

Ante tal escena la hada miraba por la puerta entre abierta que el chico había dejado, estaba contenta y emocionada por ello, que fue volando hasta donde se encontraba el bufé que la arconte les dio, tomó cada bocadillo con estos pensaba seriamente quienes serían las damas de honor y quien el padrino para la boda.

- La pequeña sabandija buscando comida.-

- Cállate, además Paimon puede comer, mejor dicho ¿Tu que haces aquí?.- dijo haciendo puchero al ver al del sombrero.

- Idiota yo vivo aquí, además pase toda la tarde con ella buscando una tontería.-

- ¿Encontraron eso que él buscaba? Paimon está curiosa, anda dime y mira...- busco un bocadillo para dárselo.- Te doy este.-

- A tu pregunta pues si encontramos algo demasiado intrigante, a parte yo no puedo comer sopeinca.-  vio como esta solo se comio su ofrenda. - Eres asquerosa.-

- No le digas a Paimon así, pero dime que sabes de eso.-

- JA JA JA JA Que tonta eres al pensar que te dire.- le dio un pequeño golpe en su frente.- Solo a ese inútil dile que mañana vendrá Nahida a decirle.-

Tras eso el tipo solo se fue caminando a su habitación, la pequeña fue a lado contrario a ver a los dos. No toco para entrar y solo abrió la puerta ante esto vio como ambos chicos estaban acostados juntos, cosa que el rubio se levanto, la chica de igual manera lo hizo solo para sentir un ardor en sus mejillas. Vio como la hada puso cara pícara y no hizo movimiento alguno que hiciera sentir incómodo a ambos.