Capítulo 10 "Caer"

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La noche ya había extendido por completo su manto sobre Marbella, y en aquel muelle, lejos de la vista de cualquier ley humana, comenzaban a salir de sus sombras los demonios de la ciudad.

Maldita ciudad del pecado, donde hasta la persona más simple tenía tras sus espaldas los secretos más oscuros.

La luna ya se había sentado sobre su trono en el cielo estrellado, y curiosa observaba a la pareja de pelinegros que caminaban entre los más terribles tiburones del oceáno de criminalidad.

Hacía ya unos 10 minutos que los cuatro agentes habían llegados a las afueras del almacén, que ahora se veía en su esplendor funcionando como un club, donde como si fueran polillas atraídas por la luz, los más conocidos criminales de la ciudad acudían.

Por decisión de Dipierro, se habían dividido en parejas para así llamar menos la atención. Vera iría acompañada por el joven Armiche y Dominique, por supuesto, iría del brazo de su jefe adjunto.

La mano de Dominique apretó un poco el agarre que tenía sobre el codo de Wesker, al este entregar sus entradas. A pesar de la seguridad del pelinegro, ella aún barajaba la posibilidad de una posible traición por parte de su peculiar informante.

El hombre de seguridad los dejó pasar sin problemas para el alivio de ambos, y segundos después a Vera y a Armiche.

Ya estaban dentro... dentro de la boca del lobo.

-Madre santa- murmuró Wesker una vez se adentraron en el almacén.

Aquello era la cueva del pecado, el patio de juegos del mismísimo Lucifer.

Las luces de los neones rojos que predominaban en el local, hicieron arder los ojos de Dominique a medida que avanzaban dentro.

Dejándose llevar por su jefe adjunto, lograron llegar a una zona donde la iluminación no era tan invasiva. Cosa que pronto comprobaron que no había sido tan buena idea.

Wesker instintivamente llevó la mano sobre su chaleco para sentir el arma que había escondido en este, al reconocer más de un rostro entre los invitados.

Las máscaras eran casi en vano, había entre las sombras más de una silueta que reconocería en cualquier sitio.

Aquel local estaba lleno de la peor calaña que había pisado alguna vez Marbella.

- Si la policía llega aquí acabaría con la criminalidad de la ciudad en un instante - se escuchó a Vera decir a través de la radio.

-No es tan fácil, Marquez- dijo Wesker apretando el puño al ver pasar de cerca a Igor, el antiguo torturador de fallecido Fedor.

Reconocía su cara en cualquier sitio, pues en más de una ocasión había tenido que detenerlo. Siempre salía libre.

Porque eso es el detalle que tiene Marbella, todos saben quienes son los criminales, lo difícil es lograr conseguir las pruebas para demostrar sus delitos.

-Acá está toda la lacra- comentó Armiche desde su posición -Hasta los malditos Gambino están acá-

Los ojos de Dominique buscaron a los dos rubios, encontrándolos sentados a pocos metros dentro de la zona VIP. Frunció su ceño al recordar el extenso expediente que tenía con el nombre del menor de los Gambino entre sus casos archivados.

Estaba por maldecir su nombre, cuando una cara conocida se hizo presente entre la multidud, para sentarse al lado del duo de italianos.

-No puede ser...- murmuró al que una vez llamó comisario

-Agustín García- dijo Wesker reconociéndolo igualmente.

Hacia años ninguno de los dos habían sabido noticias del ex comisario. La última pista de su paradero era que había huído a Londres junto a su prometida. Sin embargo, ahí se encontraba. Bebiendo como si fuera un hombre libre de culpas.

Luego de tu Mirada... DomiskerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora