Capítulo 26 " Tú que vienes a rondarme"

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"No se puede encontrar la paz evitando la vida"
                                   Virginia Woolf.

Dulce y cruel tomenta imparable, que había llegado para arrasar con todo a su paso. La ciudad de Marbella temblaba con el sonido de los truenos rompiendo firmamento. Afuera todo era caos, en contraste con el silencio casi sepulcral de aquel oscuro salón.

Los relámpagos atravesaban el cielo,  iluminando las cuatro paredes en las que se encontraba un agotado Wesker. En medio del salón de ventanas de cristal, Paul se encontraba tirado sobre el sillón, siendo un vaso de whisky su mejor aliado.

No habia bebido mucho, de hecho eso era el primer vaso que se había servido en la noche. No le gustaba beber, el alcohol entorpecía sus pensamientos y no era un buen momento para ello. Sus ojos grises se posaron en la vela que se consumía de a poco sobre la mesa. La tormenta había traído consigo varios cortes eléctricos, y ahora la mitad de la ciudad del pecado permanecía en la penumbra.

Se quedó observando en silencio como la pequeña llama consumía de a poco la vela. Encontrando este hecho como irónica similitud a su situación actual. La mujer de ojos color dorado lo consumía a él como esa llama a la cera de la vela.

Las palabras de Dominique continuaban perturbando su mente, se repetían como si fueran una secuencia una y otra vez, quedándose atascadas en forma de nudo en su garganta.

"No necesito tu protección. No la quiero"

Él sabía que no lo necesitaba. Ella no necesitaba a nadie. Dominique Dipierro era una mujer capaz de devorar el mundo por si sola. Solo quería estar a su lado, cubrirle las espaldas. Hacerle saber que no tenía por  qué luchar contra los demonios sola.

Pero ella lo había alejado, su última conversación se había sentido similar a caer sin paracaídas de un acantilado hacia el abismo.

-¿Qué has hecho conmigo, Dominique?- murmuró para luego darle un sorbo al trago de whisky.

No era capaz de odiarla a pesar de lo dolido que estaba. ¿Cómo se puede odiar a alguien a quién amas tanto?

Un relámpago cayó con fuerza sobre el océano, iluminando por completo la habitación. Y entonces el sonido que marcaría un antes y un después.

El timbre de la puerta...

Wesker miró extrañado hacia el reloj que colgaba en la pared. Los números romanos marcaban más allá de las 10 de la noche. ¿Quién podría ser?

De nuevo el sonido...

A paso pausado atravesó el salón, hasta llegar a la puerta de color blanco. Al abrir su corazón se detuvo.

La luna y el sol encontrándose de nuevo...

Como una ráfaga de aire fresco, el aroma de Dominique se coló en sus sentidos, nublándolo por completo y apenas dándole tiempo a reaccionar. El dorado de sus ojos lo envolvió en una especie de hechizo y lo siguiente que sintió fue el tacto de sus labios absorbiendo los suyos. Su piel fría y húmeda por la lluvia hizo contraste con el calor de su cuerpo. Y a pasos ciegos lo hizo retroceder hasta estar por completo dentro de la casa.

El sonido de la puerta cerrándose, lo hizo reaccionar. Y con el poco raciocinio que le quedaba, la alejó con sus manos de su cuerpo.

- Dominique, que...- la confusión era dueña de su rostro. Acompañada por esa pasión desbordante que emanaba por su causa.

Ella con las pupilas dilatadas por la pasión, decidió ignorar su obligación de dar explicaciones y volvió a lanzarse sobre sus labios en busca de que los gestos hablasen más que las palabras. Pero este la detuvo.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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