Capítulo 18 "Serás mi refugio"

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"El alma que puede hablar con los ojos, también puede besar con la mirada"
Gustavo Adolfo Bécquer.

Cuando sus labios se separan una sensación de electrizante se queda en ellos. Como si una especie de energía los obligara a volver a unirse. Pero la razón es más fuerte que el deseo, y el pelinegro se aleja por completo.

El color que han optado sus ojos dorados, distrae a Wesker por un momento. Ahora el dorado color sol esta más presente que nunca, casi juraría que puede ver una especie de llamaradas brotar de su iris. Pura perfección, piensa perdiéndose en ellos.
Distraído por la lucha interna de su cerebro y corazón, al pelinegro se le pasa por alto el movimiento de su mano, y cuando esta llega de vuelta a su mejilla, se derrite deleitándose con las caricias que deja.

Justo antes de permitir que lo vuelva a atraer a su boca, Wesker se aleja completamente, sentándose al borde del sofá. El entrecejo de Dominique se frunce, es más que visible la confusión en su rostro. Quizás la mezcla del alcohol y el dolor no la dejen pensar con claridad en las consecuencias que traerían sus actos.

Días atrás ella misma había dado un paso lejos de él, imponiendo esas paredes, que a pesar de ahora estar derrumbadas, quedaba la duda presente si era por amor o por efecto del alcohol.
Por mucho que deseaba hacerlo, Wesker no podía traspasar sus murallas sin estar seguro de que era lo que realmente ella quería.

-No podemos...- dijo Wesker con un tono lento y pausado, tan contrario a lo fuerte que estaba latiendo su corazón.

-Yo quiero...- insistió Dominique, reincorporándose para quedar sentada por completo frente a él. Misteriosamente en sus labios había encontrado la calma para esa tormenta tan grande que tenía dentro de su cabeza.

La respiración de Wesker se quedó atrapada en su pecho ante esa confesión, por uno segundos había olvidado como respirar. Miró sus labios color, perdiéndose en la fina linea de ellos, en ese color carmesí que ya se había corrido por culpa de sus propios labios. Solo Dios sabe la fuerza de voluntad que tuvo que emplear el pelinegro para no comerle la boca en esos momentos.

-Estás borracha... si te beso ahora estaré aprovechándome de ti. Y jamás me lo perdonaré- Dominique lo escuchó atenta, intentando emplear toda su concentración en entender sus palabras.

Su mano cayó de forma pesada sobre su hombro, por un segundo Wesker pensó que volvería a atraerlo hacia ella. Pero no fue así. En cambio una leve caricia se hizo presente, acompañada de una de sus hermosas sonrisas.

-Mi caballero de armadura brillante- murmuró de forma tierna la pelinegra.

-Si quieres que nos besemos... hazlo mañana- esto último a pesar de sonar con un tono natural, fue una súplica interna. Wesker sabía que luego de probar esos labios, jamás los olvidaría.

-Lo haré- dijo tratando de aportarle toda la seguridad posible a sus palabras.

Wesker dejó una última caricia en su mejilla. Se puso de piepara quitarse el saco bajo su atenta mirada.

-Intente dormir un rato, Dominique- dijo cubriéndola con su saco como si fuera una manta. La arropó en el sofá, para tras regalarle una complacida sonrisa, comenzar a alejarse.

La mano de Dipierro sujetando su muñeca lo hizo detenerse y regresar en sus pasos.

-Quédese...- susurró atrayéndola hacia ella.

Casi como si hubiera sido envuelto en un hechizo causado por sus ojos dorados, el hombre volvio a su lado. Cumpliendo con las ordenes mudas de su cuerpo, se arrodillo hasta quedar a su lado. Demasiado peligroso...

Luego de tu Mirada... DomiskerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora