Capítulo IX

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ADVERTENCIA
Esta historia contiene representaciones oscuras, y a veces violentas, del mundo del crimen organizado, la agresión sexual, y algunos eventos descritos en esta historia pueden ser desencadenantes para algunos lectores.

ITALIA, MILÁN. . .

FUGAKU UCHIHA SE ENCONTRABA EN SU DESPACHO, UNA SALA OSCURA QUE RESULTABA AÚN MÁS SOMBRÍA POR LA ABUNDANCIA DE Muebles que parecían del siglo XIX. Además, las paredes de un color, marrón oscuro estaban cubiertas de melancólicos retratos de santos, madonnas y fotografías enmarcadas de sus parientes de Italia. Unas cortinas de color burdeos colgaban de las puertas y ventanas que daban al jardín de su madre.

Fugaku estaba sentado tras su escritorio de caoba, leyendo unos documentos. -Cierra la puerta y espera fuera -le ordenó a Felipe. Entonces, quitó su vista de las hojas sobre su escritorio y le indicó a su hijo que se sentará en la silla libre frente al escritorio-. Sasuke...

-Padre. ¿Estás...?

-Estoy bien -respondió Fugaku fríamente-. ¿Y tú? -Fugaku meneó la mano de un lado a otro.

-Cosi cosa. No estoy mal- le respondió Sasuke. Entonces, se golpeó los muslos con las manos y se puso de pie-. En ese caso, dado que no estás a las puertas de la muerte... Me voy

-Siéntate- le dijo Fugaku quitándose las gafas.

Los ojos tan negros como el carbón de Sasuke fulminaron a su padre ante su tono autoritario. -No soy Felipe. Ni ningún soldado. Ni nadie que acepte tus órdenes, padre. Hace muchos años que no lo hago.

Fugaku se reclinó en su silla. -Sasuke, siéntate. Esto no me llevará mucho tiempo.

Sasuke apretó la mandíbula. ¿Por qué no? Fuera lo que fuera lo que su padre tuviera que decirle en aquella ocasión podría resultar divertido. Se sentó de nuevo, estiró sus largas piernas, las cruzó por los tobillos y plegó los brazos sobre el pecho.

-¿Y bien?- Inquirió Sasuke molesto.

Fugaku dudó, lo que resultó digno de ver. Sasuke no recordaba haber visto a su padre dudar nunca.

-Es cierto que no me estoy muriendo - admitió por fin Fugaku y Sasuke soltó un resoplido. -Lo que deseaba hablar contigo aquella última vez, no te lo dije... Yo... no estaba preparado para hacerlo, aunque pensaba que sí.

-Un misterio -dijo Sasuke. Su tono de voz indicaba claramente que nada de lo que pudiera decirle su padre podría interesarle en lo más mínimo.

Fugaku ignoró el sarcasmo de su hijo y dijo:- Como ya he comentado, no me estoy muriendo, pero algún día lo haré. Nadie sabe el momento exacto, pero es posible. Como bien sabes, un hombre de nuestra profesión puede encontrarse en ocasiones con un final anticipado.

Sasuke enarcó una ceja oscura. -¿Acaso estás tratando de decirme de un modo muy poco sutil que se avecina una tormenta? ¿Qué madre y nosotros podríamos estar en peligro?

La expresión de Fugaku se puso aún más seria y se enderezó en el asiento. -Así es, mio figlio. Danzō nos ha traicionado y tengo entendido que tú ya estás al tanto de este asunto. Pero lo que más me preocupa de ésto es que Danzō no está respetando el código de nuestra gente que prohíbe dañar a los miembros de la familia.

-Estupendo. . . -dijo haciendo ademán de levantarse de la silla giratoria una vez más.

-Siéntate, figlio -le ordenó otra vez Fugaku. Entonces, añadió la única palabra que Sasuke no había oído jamás en labios de su padre-. Por favor, es un asunto grave. Si no tratamos bien con este asunto podríamos perder todo por lo que hemos trabajado. -El exjefe de las familias de Italia se inclinó hacia delante sobre el escritorio y se dirigió a su hijo. -Necesito que Itachi y tú, trabajen juntos para eliminar a Danzo Shimura.

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