Capítulo III

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ADVERTENCIA

Esta historia contiene representaciones oscuras, y a veces violentas, del mundo del crimen organizado, la agresión sexual, y algunos eventos pueden ser desencadenantes para algunos lectores.

INGLATERRA, LONDRES. . .

SASUKE MALDIJO, AÚN LE DOLÍA LA HERIDA DEL BRAZO PERO A COMPARACIÓN CON UNA HERIDA DE BALA ESO NO ERA NADA. Miró por la ventanilla del taxi, faltaba menos de cuatro minutos para llegar a su mansión, que se localizaba en Kensington Palace Gardens o también conocida como la calle de los millonarios, una de las zonas más exclusivas del reino unido. Allí las mansiones ascendían a 36 millones de libras.

El dolor era soportable y al tocar la manga de la camisa, notó que estaba húmeda por la sangre. Sasuke le pagó al taxista cuando éste se detuvo frente a las rejas de la entrada de la lujosa mansión. Cuando se bajó del taxi, cuatro de sus soldados armados ya estaban esperándolo.

-Sr. Uchiha, ¿qué le pasó?- le preguntó apresuradamente uno de los hombres uniformados con un traje negro de dos piezas.

-Nada importante. Busca a Kabuto - le ordenó Sasuke a su subordinado.

-Como usted ordene - respondió el soldado y corrió rápido al interior de la mansión para buscar al médico.

-Sasuke, al fin apareces. Estábamos preocupados. Tratamos de comunicarnos contigo, pero no respondiste ninguna de nuestras llamadas. . .- exclamó Juugo con sus rasgos tensos. Él era uno de los hombres de mayor confianza de Sasuke desde hace años.

-Olvidé mi móvil. . .- le respondió Sasuke ingresando a la residencia con dificultad, la pérdida de sangre ya estaba pasándole factura. -No me dí cuenta hasta que llegue al bar. . . Ayúdame a llegar a la recámara- le pidió Sasuke a su subordinado, que media aproximadamente uno noventa y cinco. Su cabello naranja sobresalía del resto de los soldados que trabajan para Sasuke y era tan musculoso como un luchador.

Juugo asintió, agarró a Sasuke por el brazo sano e hizo que le rodeará los hombros. Luego lo agarró de la cintura para que pudiera apoyarse y lo ayudó a llegar hasta la habitación principal.

Una vez que llegaron, Juugo soltó a Sasuke y él se sentó en el borde de la enorme cama que había en la habitación en tonos blanco y negro. Está contaba con un balcón que daba al precioso jardín trasero, dos sillones de cuero se encontraban frente a una moderna chimenea encendida y encima de ésta había una gran televisión plana.

-A propósito, Sasuke. Suigetsu ya está aquí, llegó hace una hora. ¿Quieres que vaya a buscarlo?- le preguntó Juugo con su acostumbrado rostro inexpresivo.

-Supongo que debo oír su informe - respondió Sasuke, quitándose la camisa para inspeccionar la herida.

Juugo asintió ligeramente con la cabeza y salió de la recamara con grandes zancadas. Después de unos minutos de espera, Kabuto sosteniendo su maletín médico, entró a la habitación de Sasuke. Él traía puesta una camisa de mangas cortas y unos vaqueros, llevaba lentes de contacto y su pelo grisáceo estaba atado en una cola de caballo.

-Sasuke. Tienes un aspecto deplorable- se burló Kabuto dejando su maletín encima de la mesita de noche.

-Tsk. Deja de decir tonterías y has tu trabajo, que para eso te pago- gruñó Sasuke con el ceño fruncido.

-Como órdenes- contestó Kabuto con una sonrisa jactanciosa en los labios.

Kabuto comenzó a inspeccionar la profunda herida. Necesitaría puntos de sutura. Consideró la herida de nuevo detenidamente. «Con diez puntos estaría bien», pensó Kabuto frunciendo el entrecejo cuando Suigetsu ingresó a la estancia. Él era el actual Consigliere de Sasuke. Un hombre atlético, pelo blanco con un ligero tinte azul, sus ojos con un brillo de picardía eran morados, y llevaba una camisa blanca con los primeros botones desabrochados y pantalones grises.

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