La mañana en la selva comenzaba con una sinfonía natural de sonidos y colores. Los rayos del sol se filtraban a través del dosel de hojas verdes, creando patrones de luz y sombra en el suelo del bosque. El aire estaba fresco y lleno de vida, con el canto de diversas aves resonando en armonía, acompañando el suave susurro del viento entre los árboles.
Blu, el guacamayo azul, despertó lentamente, sus plumas aún ligeramente desordenadas y sus músculos adoloridos por las heridas recientes. Parpadeó contra la luz del sol, sus ojos adaptándose al brillo de la nueva mañana. Con un suspiro pesado, se incorporó, notando la rigidez en sus alas y el dolor sordo que aún persistía en su cuerpo.
Miró a su alrededor y vio a Damaris, la arpía albina, posada en una rama cercana. Había algo diferente en su postura, un distanciamiento evidente, como si una barrera invisible la separara del resto del mundo. Sus plumas, aún manchadas de sangre, brillaban bajo el sol matutino, pero su presencia era fría y distante.
Blu, aún procesando los eventos de la noche anterior y el inesperado cuidado de Damaris, sintió una punzada de preocupación. Reuniendo valor, se acercó cautelosamente a la arpía. —Damaris— dijo en voz baja —¿estás bien?—
Damaris giró su cabeza lentamente hacia Blu, sus ojos fríos y llenos de una dureza que parecía haberse intensificado —¿Qué te importa?— respondió con voz áspera y cortante —Ocúpate de tus propios problemas—
La respuesta grosera y la frialdad en su tono hicieron que Blu retrocediera un poco, sorprendido. Había esperado algún tipo de conexión o entendimiento después de la noche anterior, pero la barrera emocional de Damaris parecía más alta que nunca.
—Solo quería asegurarme de que... de que estuvieras bien— insistió Blu, su voz temblando ligeramente pero llena de genuina preocupación.
Damaris soltó un bufido de desprecio, sus plumas levantándose ligeramente en señal de irritación —No necesito tu compasión ni tu preocupación— dijo, sus ojos relampagueando con un fuego ardiente.
—He sobrevivido sola mucho antes de que tú aparecieras, y seguiré haciéndolo. Así que, preocúpate por ti mismo y deja de molestarme—
Blu se quedó en silencio, sintiendo la dureza en las palabras de Damaris como un golpe físico. Retrocedió lentamente, dándose cuenta de que cualquier intento de acercamiento sería inútil en ese momento. Aceptó la distancia impuesta por la arpía, aunque con un corazón pesado y lleno de confusión.
El silencio incómodo entre Blu y Damaris se vio interrumpido por el sonido del estómago de Blu gruñendo de hambre. Damaris frunció el ceño y soltó un suspiro de exasperación —¿Siempre tienes que ser tan ruidoso?— murmuró, aunque en su tono había un atisbo de resignación más que de verdadera molestia.
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Entre Garras Y Alas ||Rio 2|| Fanfic ||
FanfictionNuestro querido Blu viajó junto a su familia a la increíble y salvaje Amazonas después de enterarse de que posiblemente no eran los únicos guacamayos spix. Adentrándose en las garras de la selva desconocida, fueron raptados y llevados al corazón de...