Nuestro querido Blu viajó junto a su familia a la increíble y salvaje Amazonas después de enterarse de que posiblemente no eran los únicos guacamayos spix. Adentrándose en las garras de la selva desconocida, fueron raptados y llevados al corazón de...
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Y ahí estaba Blu en medio de la gran arena en la que se había desarrollado aquella "guerra" que no era otra cosa que fútbol pero de aves, que por cierto perdieron... por su culpa. Todos los espectadores comenzaron a irse, los guacamayos spix en su mayoría decepcionados y decaídos ante su derrota, mientras que las guacamayas rojas victoreaban y reían mientras se alejaban.
Blu solo pudo observar cómo todas las aves se alejaban, echando un último vistazo a la cara enojada de su suegro, antes de que también se alejara junto con la parvada, dejando al guacamayo completamente solo.
A sus espaldas aterrizó Perla, su esposa, con una cara preocupada antes de hablar con un tono suave -Los niños vendrán-. Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Blu habló.
-Quiero volver a Río- dijo con un tono decaído y seco mientras miraba con tristeza el suelo bajo sus patas, dejando en un silencio incómodo a la hembra, que volvió a hablar con el mismo tono, colocando su ala en la espalda del macho -Blu... tal vez este lugar sea nuestro hogar- dijo con un tono suave, tratando de convencer a su pareja antes de mirarlo con una sonrisa.
-¿Hogar? . . . ¿para quién?- cuestionó Blu con visible tristeza mientras se alejaba mirando de frente a su esposa -Bueno. . . para nosotros, tal vez aquí es donde pertenecemos- dijo Perla mientras se levantaba caminando frente a su esposo.
-Bueno, yo no. . . Lo he intentado mucho, Perla, no puedo hacer esto- declaró el macho con leve frustración al recordar cómo simplemente no puede relacionarse ni encajar con la tribu -¿No puedes hacer qué?- cuestionó Perla sin llegar a entender a lo que se refería Blu -Los niños se la están pasando increíble -
-¿Tú llamas, ¡insectos!, ¡lodo!, ¡¡ser comido vivo!!, ¿¡INCREÍBLE!?- cuestionó el macho haciendo muecas y poses con cada palabra -No soy como la tribu, no soy salvaje, soy yo. . . Blu de Minnesota, y estoy listo para volver a Río- finalmente exclamó el guacamayo dándole la espalda a la hembra.
-¡!- la contraria se alarmó ante las declaraciones de su pareja -Blu, aquí es donde está tu familia - replicó Perla extendiendo su ala señalando a su espalda -TU familia - enfatizó Blu girando bruscamente, quedando cara a cara con Perla -¡Mi familia también es tu familia!- gritó Perla -¡Pues estoy seguro de que no se siente así!- contestó Blu también gritando.
-¡¡BIEN!!, ¡SI TANTO QUIERES VOLVER A RÍO!, ¿¡POR QUÉ NO VUELVES SIN NOSOTROS!?- gritó con rabia la guacamaya en un arranque de ira antes de que su cerebro procesara sus palabras -. . .- su cara rápidamente cambió a una de arrepentimiento, quedando paralizada y con un nudo en la garganta, dejando a ambos en silencio.
-Sabes. . . Siempre creí que era el único para ti- finalmente habló el macho con una mirada decepcionada y triste sin mirar a los ojos a su compañera de vida -pero supongo que era tu única opción - y sin nada más que decir se dio la vuelta y alzó el vuelo, dejando a la hembra con las disculpas en la boca.
