Sleep

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 Ya habían pasado algunas horas de lo sucedido, Tomioka se encontraba descansando dentro de la habitación, tenía vendas en toda parte de su cuerpo para evitar que el sangrado se volviera a esparcir.

De repente la puerta de su habitación fue abierta para dar paso a una levemente cansada shinobu que salía de ella.

—Ara ara que sorpresa encontrarte aca Iguro-san— Una sonrisa juguetona se formó en su rostro -¿Acaso te preocupa Tomioka-san?—

—No me interesa el cara de rata, por mi que se muera— Dijo enojado. ¿El preocuparse de Tomioka? ja, ni en mil años —Solo vine porque tengo que hacer el informe de la misión además que Kaburamaru queria saber como estaba.—

—Claro, pero creo que no te estas refiriendo a la serpiente correcta— Se burló del chico haciendo que el otro solo se descolocará.

—¿Ah, a que mierda te refiere?— Dijo desconcertado —Sabes que, no importa. Voy a entrar— Dicho y hecho, abrió la puerta de manera brusca. Su mirada fue en busca del ojos de océano el cual ya hacía recostado en la cama, sus ojos entrecerrados se abrieron en busca de la nueva presencia en su cuarto de recuperación.

Ninguno tuvo la intención de iniciar, simplemente se observaban. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Iguro bajo la atenta mirada del contrario comenzó a caminar en dirección a una silla que se encontraba al lado de la cama.

—¿Necesitas algo?— La melodiosa pero débil voz retumbo por la paredes de la finca logrando que el ambiente tenso se relajara un poco.

—¿Acaso no puedo venir a verte idiota?— El heterocromático no quería y menos necesitaba darle explicaciones del porque se encontraba en ese lugar.

 —No es eso, solo preguntaba.— Respondió de manera seca, nuevamente un silencio se formo en el lugar y el contacto visual se quebró ya que había decidido mirar a su sabanas, no podía soportar la mirada hipnotizante del otro. —Iguro.—

—¿Mhj?— Ahora el era el que respondía con monosílabo

—¿Por qué? —Tomioka paró de hablar por un segundo, buscando las palabras perfectas para formular su pregunta—. ¿Por qué viniste a verme? Según lo que tengo entendido, nadie se preocupa por alguien a quien odia.—

En realidad, Iguro tampoco lo sabía. Pensaba que todo había sido obra de Kaburamaru, su serpiente, pero en el fondo sabía que no era así.

—Lo hice por Kaburamaru. Él quería verte —trató de defenderse mientras la serpiente bajaba lentamente de su cuello para arrastrarse hacia las manos del pelinegro—. De igual modo, ¿cómo no odiarte, con tu actitud de "yo soy mejor que todos, por eso no soy igual a ustedes"?

Iba a seguir hablando y burlándose, pero fue detenido por la voz de Tomioka.

—Estás equivocado —interrumpió Tomioka, sin siquiera mirar a los ojos bicolores de Iguro.

—¿¡Ah!? ¿Cómo que estoy equivocado? ¿De qué mierda hablas, Tomioka? —refutó Iguro, irritado.

—Yo no soy igual que ustedes —dijo Tomioka, repitiendo su frase habitual.

—Eso ya lo sé. Si no me vas a dar una respuesta, ¿por qué me contradices? —Iguro lo miró con frustración y confusión.

Tomioka suspiró profundamente, sus ojos finalmente encontrando los de Iguro. La luz del amanecer se reflejaba en sus pupilas, creando un brillo inusualmente emotivo.

—No soy igual que ustedes porque, a diferencia de ustedes, yo no merezco ser pilar.— El más bajo quedo en shock por la confesión —Nunca logre pasar la prueba final. Mi mejor amigo murio por mi culpa, por no ser lo suficientemente fuerte— Termino de decir, su boca traicionera hablaba por si sola.

Days of pleasure (30 Otp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora