El sol de la tarde se filtraba a través de los árboles, creando patrones de luz y sombra en el suelo mientras Iguro caminaba hacia la finca de Tomioka. Había accedido a venir a cambiarle las vendas a regañadientes, pero algo dentro de él le decía que no se trataba solo de una obligación. Ya llevaban casi dos semanas en esta rutina y hoy seria el ultimo dia de esto.
Al llegar, tocó la puerta y, al no recibir respuesta, la abrió lentamente. Encontró a Tomioka sentado junto a una ventana, mirando hacia el jardín, tenia la mirada perdida y los vendajes en su brazo se notaban algo sucios y viejos, necesitaban ser reemplazados, aunque el semblante del pelinegro era tranquilo.
—Vine a cambiarte las vendas —anunció Iguro, entrando y cerrando la puerta tras de sí.
Tomioka se sorprendió por la repentina aparición del pilar pero después solo asintió y se giró hacia él, extendiendo su brazo herido. Iguro se sentó a su lado, concentrándose en la tarea. El silencio entre ellos era cómodo, solo roto por el suave murmullo de la naturaleza exterior.
Mientras trabajaba, Iguro no pudo evitar notar la calma en los ojos de Tomioka, una calma que contrastaba con la intensidad de sus propias emociones. Cuando terminó de ajustar el último vendaje, sus miradas se encontraron y permanecieron así por un largo momento.
—Gracias, por esto y por todo— Dijo rompiendo el contacto visual con algo de vergüenza
—No tienes por que agradecer. Esta es mi forma de comenzar de nuevo contigo.— Respondió de vuelta.
—Quédate a comer.— La propuesta tomo por sorpresa al bicolor el cual se iba a negar pero el contrario volvió a tomar la palabra —Por favor, esta será mi forma de mostrar agradecimiento por lo que estas haciendo.— Tomioka tomó las manos de iguro entre las suyas para formar nuevamente el contacto visual que había quebrado.
—Ush, esta bien pero solo sera un rato.— Resoplo.
—Gracias, ven acompáñame.— Dijo mientras se paraba lentamente sin soltar el agarre de su mano. Cuando los dos estaban de pie se dirigieron a la cocina, más que nada Tomioka arrastro a iguro en dirección a la cocina.
El recién nombrado solo se dejo hacer, Su mirada recorrió toda la espalda del mayor, buscando algún detalle nuevo que no hubiera notado antes. El roce constante de sus manos hizo que el corazón de Iguro comenzará a acelerarse rápidamente. Este sentimiento solo lo había sentido por Mitsuri por lo que esto le estaba generando una nueva confusión.
—Toma asiento por favor— Su voz hizo que el heterocromático saliera de su trance. Lentamente suspiro mientras se sentaba en la almohadilla del piso. —Antes de que llegaras había preparado daikon con Salmón, espero te guste.— Dijo mientras extendía su mano con un plato caliente frente de las dos serpientes.
Tomioka tomó asiento frente a la intensa mirada de Iguro, juntando sus palmas.
—Itadakimasu —murmuró antes de empezar a comer.
Como siempre, una pequeña sonrisa se escapó de sus labios ya que al ser su comida favorita no podía evitarlo y, en ese momento, Iguro pensó que iba a morir. Según sus propias palabras, era la sonrisa más hermosa que jamás había presenciado en toda su vida.
Mientras Tomioka comía, Iguro no podía apartar la vista de él. Observaba cada movimiento, cada gesto, notando detalles que antes le habían pasado desapercibidos. El modo en que el pelinegro sostenía los palillos con gracia, la serenidad en su rostro mientras disfrutaba la comida, y la manera en que sus ojos se suavizaban ligeramente cuando algo le agradaba.
Iguro sintió una calidez en el pecho, una mezcla de admiración y algo más profundo, algo que había empezado a descubrir en los últimos días. Se dio cuenta de que esos momentos tranquilos, compartidos en silencio, eran los que más atesoraba.
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Days of pleasure (30 Otp)
FanfictionDicen que mientras más callado, más salvaje en el sexo. Así era ¿O no? 30 días de nuestra pareja favorita! Advertencias: »Bottom: Tomioka »Top: Iguro •Todo transcurre en la era Taisho, puede que algunos extra sean en era moderna también. •No se ace...