Capitulo 7

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Camila

Tengo mi camisa rasgada en la mano sin tener idea de lo que voy a hacer. El que me arrancara la ropa anoche fue una locura en el momento, pero no tanto ahora. Quiero matarlo por eso. ¡No tengo ropa que ponerme! Y su madre está en la cocina. De la que básicamente hice la carrera de la vergüenza. Juro que siento que voy a tener un ataque de pánico.

Mi ropa interior tampoco se encuentra en ninguna parte. Me tiro a la cama. Existe la posibilidad de que esta cosa entre Lau y yo sea realmente algo. Nunca podré volver a mirar a su madre. Solo puedo imaginar las cosas que está pensando.

Oh, no. ¿Y si su madre piensa que él y Alexa están juntos? Que debería haberlo sabido después de anoche pero aun así me enganché con él de todas formas. Esto sigue empeorando.

Cuando oigo que la puerta se abre, agarro la manta y me la pongo encima en el peor intento de esconderme. Si me quedo aquí abajo, entonces no tengo que enfrentarme a nadie. Esto tiene mucho sentido para mí.

Cuando siento que me quitan la manta lentamente, trato de agarrarme pero fallo. Miro a Bear, que está sonriendo. Agarro una de las almohadas y se la tiro a su hermosa cara. No puedo creer que piense que esto es divertido. Su madre probablemente piensa que soy un romance de una noche, y él sonríe mucho.

—Arruinaste mi ropa.

—Te compraré nuevas.

—No es el punto. — Me saco el pelo de la cara mientras me siento.

— ¿Cómo es que siempre te ves tan malditamente sexy?— Mis entrañas se agitan ante sus palabras.

Me empuja de nuevo a la cama, pasando por encima de mí. Ni siquiera me toca realmente, y me excita. Sé de lo que su boca es capaz, y mi cuerpo quiere el placer que sabe que puede dar.

—Estoy enojada contigo. Quítate de encima. — Digo las palabras pero lo envuelvo con mis piernas al mismo tiempo, sin querer que vaya a ninguna parte.

—No sabía que iba a pasar por aquí. — Se inclina hacia abajo, besándome. Me derrito en él, olvidando todo lo demás.

—Siempre me distraes con tu boca. — me quejo.

—No es mi culpa. No puedo apartar mi boca de ti. Eres demasiado tentadora. — va por mi cuello. — ¿Dejas que alguien te bese así?— Empuja la camisa que llevo puesta mientras se desliza por mi cuerpo. —Respóndeme. — Me pellizca el estómago. Sacudo mi cabeza negando.

—Bear. — Mis dedos se enredan en su pelo mientras su boca va hacia mi sexo. Sus dedos se meten en mis muslos. Quiero que me deje otra marca.

Su agarre en mí es posesivo. Se siente como si nunca quisiera dejarme ir. Sé que es peligroso para mí pensar esas cosas, pero no puedo evitarlo cuando actúa así. No pasa mucho tiempo antes de que me venga mientras grito su nombre.

— ¿Estás tranquila ahora?— pregunta, lamiéndose los labios.

Por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora