𝐌𝐍 ¦ ❝ Esa mujer, esa maldita mujer. Está más cerca de los dioses que de los humanos. Camina sobre la tierra con el alma en el cielo y aun así... Esa maldita mujer, es mi mujer. ❞
𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 ━━ Tennō Nanahito nació para morir y murió para viv...
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☇ Aunque estemos juntos en el infierno ❜
El tercer día, fue el más duro de todos. Nanahito no aguantaba más, y se vio en la obligación de desactivar su técnica ritual y con ella, la copia de la técnica de Gojo y Geto.
—Sólo descansa, tu hombre se encargará de todo a partir de ahora. —le dijo Gojo. —Sería un mal esposo si sólo hago que mi esposa se preocupe por mí.
—No estoy preocupada por ti, estoy preocupada por Riko y por mí.
—No tienes que estarlo, yo estoy aquí.
A Nanahito no le faltaba confianza, ni en sí misma, ni en Gojo o Geto. Sólo temía quedarse ciega de nuevo, y aunque en el fondo de su corazón no quería dejar de ver a Satoru otra vez, su verdadera preocupación era terminar el manga que había pospuesto incontables veces. Por lo que, incluso se mantuvo vendada, temerosa de seguir gastando energía maldita o terminar colapsando por el cansancio. En cierta medida, estaba desprotegida, pero ella tenía una energía maldita casi inagotable y a pesar de estar tan cansada, era evidente el escudo que había puesto a su al rededor para nivelar lo que había cancelado.
Aunque, nada era comparable con la versión neutra del escudo de Satoru.
—Oigan, fue toda una odisea. —dijo Geto, respirando de forma entrecortada. —Pero ya estamos en la barrera de la escuela.
—Me iré ahora. —Nanahito se quitó la venda de los ojos haciendo notorio su cansancio, pues, sus ojos ya no eran escarlata; eran más parecidos a un rojo pardo. —Le diré al profe que ya llegamos.
Gojo no la miraba, y ella supuso que era porque no quería quedar en evidencia respecto a lo cansado que estaba. En cambio, Geto asintió en aprobación y ella comenzó su camino despacio.
—Satoru. —llamó Geto.
— ¿Um?
—Estás agotado, ¿verdad?
El susodicho suspiró con fastidio.
—Ya no trabajaré de niñero y menos de esta malcriada.
— ¿Eh?
«Malcriada.» Nanahito pensó que, de cierta manera, Riko y ellas eran parecidas. Desde el momento en el que nacieron, sus vidas fueron planeadas por alguien más, y no les quedaba de otra que aceptarlo con los brazos abiertos porque esos eran sus únicos destinos. Dejó de culparla por sentirse orgullosa de algo que sólo significaba su muerte en el futuro, porque su situación no se alejaba demasiado de la de Riko. En realidad, ninguna tenía opción. Todo esto tenía un sentido, entrelazar tu camino con el más fuerte. Riko viviría dentro del señor Tengen para siempre, y Nanahito vivirá junto a Gojo para siempre.
