Abro los ojos al sentir mi cuerpo en movimiento y me doy cuenta que estoy en los brazos de alguien, pero son distintos a los de Samantha.
Caigo en cuenta que es Victoria al percibir los tatuajes y el cabello platino.
— Intentamos despertarte en el avión y te negaste — Me dice cuando me va despierta — ¿Te bajo para que tu camines?
— No — Murmuro y escondo mi cara en su cuello.
— Eres una consentida — Bufa.
— Bueno, bájame y le digo a Samantha que me lleve — Le digo y está aprieta sus brazos a mi alrededor.
Reprimo una risita y suelto un suspiro, me sentía muy cansada últimamente, probablemente por culpa de la anemia y las situaciones de estrés que he vivido.
Me salgo de mis pensamientos cuando mi cuerpo cae en una cama y levanto la mirada para ver a Victoria desde esa posición.
— No me mires así, que me dan ganas de hacerte de todo — Me dice negando con la cabeza.
Verga, ni pregunté.
— Tan delicada — Bromeó y me levanto — ¿Dónde está Osvaldo?
— Lo tiramos al Mar a mitad de vuelo — Bufa y ruedo los ojos — En una de las habitaciones de abajo.
— Iré a verlo — Digo caminando a la puerta.
— Mejor quedate acá conmigo — Dice impidiendo que me vaya tomando mi cintura — Sin Osvaldo, sin Samantha, solas tu y yo.
Me doy la vuelta y la miro fijamente, su mirada está en mis labios y relame los suyos.
— Quiero ir a ver a Osvaldo — Digo soltando un suspiro.
— Bien — Murmura entre dientes — Pero dame un beso primero.
Ruedo los ojos con diversión y junto nuestros labios, está se emociona y me pega más a su cuerpo, moviendo sus labios con más agresividad.
— Pero inviten — Escuchamos la voz de Samantha entrar a la habitación.
Me separó de Vic soltando una risita y está se queja, dándole una mirada asesina a Sam.
— Ire a ver a Valdo — Beso la mejilla de Samantha y está asiente.
— ¿Te acompaño? — Me pregunta.
— Por favor — Asiento.
— Yo también voy — Dice Vic siguiéndonos el paso.
— Pensé que no lo querías ver ni en pintura — La miró con una ceja alzada.
— Calla — Me dice y ruedo los ojos.
Bajamos las escaleras y Samantha me guía a la habitación de Osvaldo poniendo su mano en mi cintura.
— Hola — Saludo a Osvaldo entrando a la habitación.
— Hey — Me dice con una sonrisa — ¿Como estas?
Notaba su semblante más relajado y activo, antes entraba vuelto mierda.
— Bien, no se qué putas me da Sebastián, pero no me duele nada — Bromeó y me siento en la cama a su lado — No te vas a morir, ¿Verdad?
— Gracias a ti, no — Dice riendo — No se que hiciste para convencerlas, pero gracias.
— Yo no hice nada — Digo con el ceño fruncido.
— Pero — Empieza a decir el pelinegro.
— No iba a matar a mi mejor amigo — Dice Samantha posando su mano en mi hombro y Osvaldo la mira sorprendido — Solo recibirá un castigo por pendejo y no podrá volver a salir contigo, nunca.