Pure Love | Kuroo Tetsurō

17

— Kenma este short me queda muy ajustado de las piernas... - murmure nerviosa al verme en el espejo. El entrenador Nekomata había organizado un pequeño equipo mixto, managers de los equipos se unirían al juego mientras el castigo seguía siendo el mismo si llegaban a perder, los lanzamientos eran una pesadilla y no iba a perder.

— Deja de quejarte Yujin, es obvio que tu tienes piernas más gruesas que las mías, por eso te queda muy ajustado. – dijo Kenma algo fastidiado por mis reclamos. — Ah, por cierto, tu aceptaste unirte al partido, así que deja de decir tonterías.

Salimos de aquel baño y fuimos hasta el gimnasio donde ya estaba un partido presente, Fukurodani contra Shinzen, las managers hacían todo lo posible para seguirle el ritmo y su mismo equipo intentaba hacerlas brillar durante el juego.

— Ayami te ves muy bien. – se acercó Kuroo con una mirada burlona al verme con el uniforme deportivo de Kenma.

— Cállate, no lo menciones. – dije rodando los ojos mientras me cruzaba de brazos y Kuroo simplemente se empezó a reír levemente.

— Esta bien, eres muy gruñona. – Se burlo nuevamente de mi y lo fulmine con la mirada. El partido termino dejando a Fukurodani como ganar, suspiré ligeramente y me empecé a estirar antes de comenzar el partido.

Los entrenadores nos llamaron antes de comenzar el partido para darnos algunos consejos, todos sabían que había jugado voleibol durante un tiempo, pero no me habían visto jugar por lo tanto me daba algo de nervios eso, sabia que era buena pero odiaba mucho el hecho de demostrarlo a veces, no entiendo porque pero es algo mío, supongo.

— Yujin, ¿Puedes seguirnos el ritmo? – dijo Yamamoto algo preocupado, él sabia sobre la lesión que tuve y simplemente me limite a sonreír y asentir.

— Les seguiré el ritmo, ¿Ustedes podrán seguir el mio? – me burle de ellos mientras caminábamos a la cancha.

— ¡Yuji-chan, espero este partido sea divertido! – grito Bokuto del otro lado de la cancha y simplemente le sonreí mientras alzaba el pulgar.

Kenma se acercó a todos nosotros y simplemente me analizo de pies a cabeza, sabia lo que estaba procesando en su mente y simplemente le mire atenta esperando a que diera alguna indicación o un consejo.

— Yujin es fan de las fintas, pero para empezar debemos hacer que se fijen en ella, todos mis pases serán para ella, pero si veo que intentan bloquearla la pasare a alguno de ustedes, ¿Hecho? – menciono mientras todos asentíamos y sonreíamos ante la gran idea de Kenma, al parecer sabía perfectamente mis jugadas y eso que nunca vio a los torneos que iba o eso creía.

El partido de voleibol entre los equipos Nekoma y Fukurodani fue una exhibición de talento y emoción. La preparatoria Fukurodani comenzaron dominando gracias a los potentes remates de Bokuto y los precisos saques de Kaori. Sin embargo, la preparatoria Nekoma respondieron con bloqueos impresionantes de Kuroo, remates y saques potentes de Ayami y defensas espectaculares del libero Yaku.

Las fintas que hizo burlando a los del otro equipo, los bloqueadores dirigiéndose a ella para detenerla, pero al tener cerca el balón logro acomodarlo como armadora para Kuroo haciendo que este rematara y lograran un punto. ¿Cómo era posible que hiciera eso? Bueno al final la mayoría de los balones fueron para ella hasta que el equipo se diera cuenta de que ella realmente era buena, Kenma se daba cuenta de aquello y si intentaban detenerla acomodaba el balón para otra persona.

El momento culminante llegó en un tercer set muy reñido, donde un rally de 27 toques mantuvo a todos al borde de sus asientos, finalizando con un remate imparable de Ayami, con un marcador final de 26-24 a favor de la preparatoria Nekoma, gracias a un saque de primer toque de Ayami, muchos se dieron cuenta de lo potente que eran aquellos saques a pesar de ser una mujer de un metro con sesenta y dos, aquellos saques idénticos al top tres de los mejores jugadores de voleibol, Kiyoomi Sakusa, impresionaron a todos incluso a los de su equipo, ¿Cómo era posible que aquella enana fuera tan buena a pesar de su lesión? ¿Cómo es que logro saltar tan alto si no había entrenado desde hace años?

— ¡Maldita sea Yuji! ¡¿Cómo es que lograste bloquear todos mis remates?! – dijo Bokuto estresado al perder.

— Bueno, analizándote todo es más fácil. – sonreí mientras me recostaba en el suelo intentando relajar mi agitada respiración.

— Es la primera vez que pierdo ante una chica ¡Es injusto! – se volvió a quejar y me rei ligeramente por sus palabras.

— Bokuto-san, hay que hacer el castigo. – se acerco Akashi para llevarlo a hacer el castigo. Rápidamente Bokuto se levantó y lo siguió hasta el otro lado de la cancha para ir hacer su castigo.

Me senté en el suelo procesando todo lo que había hecho y mire mi tobillo, estaba rojo, había saltado demasiado de un lado a otro que estaba segura de que si llego a dar un mal paso me podría caer. Suspire pesadamente e intente levantarme como pude, pero al intentar caminar estaba a nada de caerme hasta que sentí el brazo de alguien alrededor de mi cintura.

— Te lastimaste, ¿verdad? – murmuro Kuroo muy cerca de mi oído haciendo que mi piel se estremeciera.

— Solo son pequeños dolores en el tobillo por aquello. - dije en voz baja mientras me sostenía de su hombro, pero realmente no podía caminar bien. Rápidamente Kuroo se agacho delante de mí.

— Sube, te llevare hasta la enfermería para calmar el dolor. - No me resigne y me subí a su espalda, rodeando mis manos por su cabeza y me recosté en su hombro. Odiaba sentir el sudor de otras personas, pero él era diferente y aparte no me iba a quejar sabiendo mi situación.

Me llevo en su espalda hasta la enfermería, seguía recostada en su hombro y el olor de su perfume invadió mis fosas nasales, ese perfume, ese maldito perfume que tanto amaba. Él era como una droga y yo me había vuelto adicta.

Me dejo sentada en la camilla de la enfermería y con cuidado quito mi zapato, bajo mi calcetín y me puso una crema para relajar el musculo, sus manos ásperas en mi suave piel se sentía raro pero relajante, masajeo ligeramente para no causar más daño en esa parte y me miro.

— ¿Cómo te sientes después del partido? Había olvidado lo buena que eras. – me sonrió, maldita sea si me sonríe así solo lograba ponerme nerviosa.

— Me siento bien, llevaba tiempo que no jugaba algo tan así, ¿sabes? – murmure mientras miraba a otro lado y evitar su mirada.

— Eres muy buena, si no fuera por tu maldito tobillo estoy seguro de que hubieras sido toda una gran jugadora en el equipo femenil. – dijo con ese tono relajado que hacia como si todo estuviera bien, que nada importaba más que nuestra presencia en aquella habitación.

— Tienes razón, pero bueno las cosas pasan por algo. – murmuré mientras me encogí de hombros y le miraba. — ¿Es nuestro último día no?

— Si, mañana por la mañana nos iremos. – me miro, esa mirada tranquilizadora, esos ojos cafés que tenían un brillo especial que pude notar cada que me miraba.

— Oye... ¿Podemos ir a la colina esta noche? – dije sin pensar.

— Claro, ¿Pasa algo? – me miro preocupado y negué varias veces.

— No, solo quiero ir por ultima vez. – sonreí ligeramente y el pelinegro simplemente asintió. Estaba decidida de lo que haría, ya no quiero perder el tiempo, ya me cansé de guardar todo lo que siento por él.