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Las vacaciones de invierno terminaron y era momento de volver a la realidad, a la vida estudiantil, no quería aceptarlo porque estaba feliz de levantarme tarde y jugar toda la madrugada, de vez en cuando iba al gimnasio para acompañar a mis amigos y distraerme un poco.

En navidad recibí varios regalos, Kenma me regalo dos videojuegos que había esperado hace tiempo, mis padres me regalaron un teclado para practicar y mejorar en el piano ya que les había contado que en la preparatoria me gustaba mucho pasar tiempo en el club de música para tocar un poco, Fukunaga me regalo una bufanda color azul que tenía una medusa en ella, Yamamoto me dio unas pinturas y lienzos pequeños, Yaku y Kei me dieron un mapache de peluche muy lindo, mi hermano me regalo unos mangas que estaba buscando hace tiempo y por último Kuroo que me dio una caja que tenía flores hechas con un lindo listón, una cámara de color rosa ya que la que tenía se rompió en el gimnasio por culpa del balón y una pulsera que tenía una mariposa en medio de color azul. A cada uno de ellos les di regalos simples o les di dinero, no sabia exactamente que darles porque no los conocía tanto. Kenma me agradeció por regalarle igual dos videojuegos que habían salido recientemente y sabía que le gustarían, el regalo de Kuroo fue aquel collar con dos dijes, uno era un pequeño balón de voleibol y a un lado el número uno, a lo que escuche el probablemente sería el nuevo capitán y me hacía ilusión regalarle algo así.

Pasamos año nuevo en casa de Kenma, cuando éramos niños teníamos la costumbre de usar kimonos, todo era muy lindo, vimos los fuegos artificiales y ese día o más bien en ese momento ocurrió algo que jamás imagine.

*****

— Quiero irme a casa y quitarme esto - se quejó Kenma y los otros dos comenzaron a reír

— Oye hace tiempo que no usábamos esto, solo es por hoy, tranquilo Kenma - la chica lo animo un poco pero igualmente pensaba eso - Ya casi llegamos para ver bien los fuegos artificiales

Los tres subieron una pequeña loma para tener una mejor vista tanto de la ciudad como de los fuegos artificiales, se sentaron en una banca que estaba desocupada y miraron a su alrededor, la chica estaba feliz de empezar su año de buena manera, de tener nuevos propósitos y metas. Tenía ciertos nervios de lo que pasara este nuevo año pero no contaba con lo que diría uno de sus mejores amigos. No falto mucho para que la cuenta regresiva empezara y la castaña cerro los ojos contando del diez al uno.

— Cero... - suspiro y comenzó a escuchar los fuegos artificiales.

— Me gustas Ayami... - dijo el azabache casi a susurro al escuchar la pirotecnia. La castaña abrió los ojos de golpe escuchando aquello pensando que era una broma, que tal vez aquello que escucho fue otra cosa y no lo que pensaba o tal vez no lo que escucho. Volvió a cerrar sus ojos y no mirar a ningún lado para pensar bien en sus nuevos propósitos.

— Dijiste algo Kuroo? - preguntó Kozume, el igualmente escucho lo que dijo y quería que lo repitiera para que escuchara su mejor amiga.

— No dije nada... Feliz año chicos, este año será mejor que el anterior, créanme - miro a los dos menores y les dio una sonrisa.

El azabache estaba nervioso, lo que pensó también lo dijo en voz alta y se sentía como un estúpido, pero al ver a su primer amor que tenía una cara tranquila, viendo alrededor con un brillo en sus ojos lo tranquilizó al pensar que tal vez no lo escucho, sin embargo, cuando miro a su mejor amigo todo cambio, este ya lo veía con cierta burla y no pudo evitar maldecirse un poco, sabía que lo escucho de una u otra forma y estaba perdido si la chica había escuchado de aquello.

***** 

No sé cómo sentirme, me siento extraña, desde aquel día evite un poco hablar o acercarme con ellos. ¿Cómo se supone que debo actuar ahora? Llegue a clases saludando a mis compañeros y a unos amigos, no me quite mis audífonos y me recosté para despejar mi mente por un momento.

Pure Love | Kuroo TetsurōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora