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Charlie Swan nunca se sintió hecho para ser padre. Ni siquiera cuando nació su pequeña Bella. Sentía tanto miedo al verla tan blanca y frágil. La ama, pero sabe que no era el momento adecuado y, aunque le cuesta admitirlo, tampoco fue con la persona correcta.
Bella y su madre se fueron hace muchos años. Desde entonces, su rutina no ha cambiado: trabajo, mantener la casa, salir a pescar de vez en cuando... Quizás esa monotonía deprimía un poco a Charlie.
Sin embargo, la vida le jugó una sorpresa hace 8 años. Esa vez supo que no iba a ser un día normal cuando llamaron a la estación de policía de forma alterada. Era una vecina de la reserva, diciendo que un hombre enloqueció y atacó a su propia esposa, que solo podía escuchar ruidos y estruendos.
—Es Peter Brown, enloqueció... ¡Vamos, ahora! ¡Ya mismo, muchachos!
Todos conocían a Peter Brown. Con una esposa y un hijo de 9 años, residentes de la reserva. Más que a él, conocían su tendencia alcohólica y sus problemas de ira. No sería la primera vez que golpea a su mujer, pero nunca habían logrado detenerlo más de un par de días, su esposa le temía al punto de la dependencia. Lo habían sacado de los bares un par de veces para que no llegue así a su casa y hasta le habían prohibido a las tiendas que le vendan alcohol, pero no siempre podrían controlarlo.
La patrulla nunca había salido tan velozmente. Los vecinos chismosos salían de sus casas para ver qué pasaba, otros les corrió la voz y ya estaban afuera cuando la patrulla pasó, con Charlie y un par de compañeros.
Llegó a la reserva, siguió y dobló de memoria hacia la casa y estacionó en frente. Charlie le pidió a sus compañeros que se pongan en posición, y él mismo se acercó a la entrada. La puerta estaba abierta, Charlie gritó "¡Policía!" y entró armado. Las luces estaban apagadas pero se lograba ver gracias a la claridad que aún había. Pasó por el living y vio una luz en la cocina, pronto también escuchó ruidos.
—Peter, soy yo, Charlie. Hablemos... no necesitamos complicar las cosas.– Sin embargo, no le respondía.—Peter...
—¡Vete de aquí Charlie! Y-ya es tarde...
Ahí fue cuando oyó el primer débil sollozo de un niño. El pequeño Matty estaba allí, cuando se suponía que debía estar en la escuela. Charlie se asustó por la seguridad del pequeño y se movió antes de pensarlo más. Empujó la puerta de la cocina y lo vió... A Charlie se le rompió el corazón.
—¡No te acerques! no tienes derecho... no tienes derecho a interrumpir...
El niño estaba arrodillado en el suelo, rodeado de vidrios rotos. A su lado, su madre yacía en un charco de sangre... demasiada sangre. Charlie vio el rostro de Matty, lleno de lágrimas. El niño mantenía los ojos fuertemente cerrados y no los abrió ni siquiera cuando Charlie irrumpió en la cocina. No podía saber si la mujer aún estaba viva; tenía que concentrarse en el hombre.
Peter Brown tenía un cuchillo en una mano y una botella rota en la otra. Estaba desequilibrado, impredecible. Charlie le apuntó con su arma, preparado para cualquier cosa.
—¡Suelta eso, Peter! ¡Por Dios, tu niño está aquí! ¿Qué has hecho...?
—¡Cállate, cállate, cállate! —Peter lanzó la botella contra la pared con fuerza. Matty sollozó de nuevo y se agachó aún más en el suelo—. Ella... ella se lo buscó. Tenía que hacerlo... —Peter miró a Charlie, luego a su esposa, y comenzó a negar con la cabeza, agarrándose el pelo con desesperación—.
Los compañeros de Charlie rodearon la casa, y dos de ellos entraron por la puerta trasera. Charlie les hizo una señal para que no alertaran a Peter, pero Peter ya había comenzado a caminar en círculos. Los vio y su desesperación aumentó. Charlie temía por el niño, pero Peter Brown lo sorprendió una vez más.
—Lo siento, lo siento... —murmuró Peter, y con un rápido movimiento, se cortó la garganta con el cuchillo que tenía en las manos.
Charlie apenas tuvo tiempo de procesar lo que acababa de suceder. Sus compañeros corrieron hacia Peter, pero él solo podía pensar en el niño. Matty seguía ocultando su rostro entre sus rodillas, tapándose las orejas con fuerza.
—Matty, ven acá, vamos niño, estás bien —dijo Charlie con suavidad mientras se acercaba lentamente. Lo levantó en brazos con cuidado. Matty se abrazó a su cuello, ocultando su rostro—. Te tengo, muchacho, te tengo. Tranquilo.
Charlie sintió el temblor del niño en sus brazos y supo que este momento lo marcaría para siempre. Pero en ese instante, lo único que importaba era mantenerlo a salvo.
El pequeño sollozó y comenzó a hablarle en voz baja a Charlie.
—Mamá... ella me dijo que cierre los ojos... yo le hice caso... dijo que mientras no los abriera, el monstruo desaparecería... —Matty se aferró un poco más a Charlie y sollozó—. ¿Desapareció...? ¿Sí lo hizo?
—Sí, Matty, desapareció. Ella tenía razón.
Días más tarde, el problema que surgió era qué hacer con el pequeño Matty. Sus padres eran su única familia y no había nadie más que fuera cercano a ellos. El niño, aún devastado por la pérdida de su madre, se negaba a ser adoptado. Gritaba que no quería otra mamá, que no existía otra mamá para él.
Charlie se sentía terriblemente mal. No ayudaba que Matty lo viera como su héroe, el salvador enviado por su madre para protegerlo del monstruo.
Después de hablar con su amigo de la reserva, Charlie tomó una decisión. Movería cielo y tierra para adoptar al niño. No podía permitir que Matty sufriera más, y sabía que no podría perdonarse si no lo hacía.
Charlie descubrió entonces que sí tenía madera de padre. Incluso cuando Bella regresó, se adecuaron como si siempre hubieran sido tres. Sintió que su familia era más grande, más completa.
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NOTA DE AUTOR
Si llegaste hasta acá, tengo pequeñas aclaraciones.
✦Esta historia que estoy escribiendo es por puro hobby. Este fanfic es para salir del bloqueo y pasarla bien.
✦poooor lo tanto: Puede haber errores o alguna confusión de narración. Capaz OOC, pero de eso hay mucho en las fanfics.
BÁSICAMENTE: No busco la perfección acá, solo disfrutar el proceso. Y disfrutar el BL, que nunca hay suficientes fanfics así.
Bienvenido, espero disfrutes conmigo también.Y si te gusta, vota para que lo sepa! Gracias 🫂
