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Matteo Brown siempre fue el niño alegre de la clase, o al menos eso solía decir la maestra de la reserva. Su risa contagiosa y su espíritu vivaz eran conocidos por todos. Sin embargo, la vida puede ser cruel, y para Matteo, lo fue implacablemente. Su madre, siempre haciendo lo imposible para protegerlo de su padre, enfrentaba una batalla que parecía interminable. Y su padre... su padre se encargó de apagar ambas vidas en un solo acto de brutalidad, dejándolo solo en el mundo. Matteo Brown murió ese díajunto a su madre, aunque su corazón siguió latiendo.
Matteo Swan comenzó a vivir cuando Charlie lo llevó a casa. Desde entonces, no ha dejado de crecer y de comprender el mundo cada vez mejor. Descubrió quién era el verdadero monstruo en la historia de su madre y entendió que, a veces, las personas más queridas pueden causar las peores desgracias. También aprendió sobre la valentía y la perseverancia de su madre, y redescubrió el amor y la seguridad gracias a Charlie Swan.
Charlie lloró la primera vez que Matty le dijo papá. Pero esa es otra historia...
Matty Swan cumple hoy 17 años. Es 22 de febrero y hace mucho frío en Forks, Washington. Sin embargo, eso no impide que el adolescente esté afuera en el patio, recibiendo con una sonrisa el novedoso sol que hay en el cielo. Siempre le han gustado las cosas simples, y este momento, con los rayos que atraviesan las hojas del árbol, cayendo suavemente a su alrededor, es perfecto para él.
Charlie salió con un abrigo para el chico y una caja envuelta de forma peculiar. Matty sonrió cuando lo vio.
—Te dije que no hacía falta.— Se ríe de forma adorable y, aunque no tiene frío, se pone el abrigo que el policía le dio.
—¿Y yo qué te respondí?— Charlie lo mira con una media sonrisa, extendiéndole la caja. Matty rueda los ojos.
—Que tenías derecho a querer regalarle algo a tu hijo en su cumpleaños.— Toma la caja y sonríe.— Gracias, papá.
Charlie sonríe orgulloso y ambos van a la casa para evitar arruinar el regalo. Una vez dentro, Matty lo abre y encuentra un reloj antiguo de muñeca, cuidadosamente restaurado, con una inscripción en la parte posterior que dice: 'Para Matty, con amor, Charlie.'
Matty, sorprendido, siente una oleada de emociones. Este regalo no podía ser más perfecto.
—Es el reloj de mi abuelo.— Charlie explica.— Quería que lo tuvieras tú.
Matty, conmovido, acaricia el reloj con ternura y mira a su padre agradecido.— Es perfecto, papá. Significa mucho para mí.—Charlie se lo puso en la muñeca.
Con una sonrisa sincera, Matty abraza a su padre, sintiendo que el reloj no solo le da la hora, sino también un sentido de pertenencia y conexión con su familia.
Pasando los años descubrió que le encantaba todo lo que lo hacía pertenecer. Tiene suerte de tener a Charlie, que se ocupó siempre de que se sintiera bien y parte de la familia. Incluso Bella ha sido muy dulce con él desde que volvió a Forks.
