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Aún era temprano en la playa cuando los dos jóvenes, Paul y Matty, se encaminaban de regreso a la casa de Emily. De a ratos iban en silencio, dándose empujones y riendo, y de a ratos charlaban de cualquier cosa. El sol apenas comenzaba a descender, el cielo tenía mezclas de tonos dorados y rosados. La caminata había sido agradable.
Antes de llegar, Matty sacó su teléfono y miró a Paul.
—Mejor voy a llamar papá, así le aviso que nos encontramos directamente en la fogata...
Paul asintió con una sonrisa, y Matty se apartó un poco para hacer la llamada. Charlie contestó rápidamente.
—¿Papá? Sí, bien... quizás me quedo más tiempo acá, ¿nos podemos ver directamente en la fogata?—preguntó, rascándose la nuca. Luego de una pequeña interrogación y un 'cuidate' de parte del mayor, Charlie aceptó y terminaron la llamada.
—¿Todo bien?—preguntó Paul, acercándose nuevamente a él.
—Si, bien. Vamos.—dijo, volviendo a caminar a su lado.
Pronto llegaron a la casa de Emily, donde el bullicio y las risas de la manada llenaban el ambiente. Sam había salido, quería hablar personalmente con Sue Clearwater sobre Leah y Seth, antes de la fogata de hoy. Jake estaba de mejor humor que de costumbre, ya bromeando con Embry y Quil. Parecía que recién salía del taller.
—Miren, volvieron —avisó Jared, señalando a Matty y Paul—. ¿Qué tal la playa, chicos?
—Genial —respondió Paul, lanzándole una mirada cómplice a Matty—. Matty casi se ahoga, pero logré salvarlo a tiempo.
—¡Hey! —protestó Matty, empujándolo y riendo—. No fue para tanto.
Bromearon un poco más y luego Jake se acercó, con una sonrisa divertida.
—¿Te acostumbraste ya a estos payasos? —preguntó, dándole un golpe amistoso en el hombro a Matty.
—Estoy en proceso —respondió Matty, devolviendo la sonrisa—. Aunque no sé si algún día estaré completamente listo para todas sus bromas.
—Solo espera —intervino Quil—. Aún no has visto nada.
El ambiente era relajado y bastante alegre, Matty podía sentirlo en su pecho. Paul se unió a los chicos, participando en sus bromas y juegos, mientras Matty se quedó un poco atrás, observando con una sonrisa. De repente, sintió una mano suave en su hombro. Era Emily, con su característico aire de tranquilidad y calidez.
—¿Te gustaría ayudarme con algo en la cocina? —preguntó Emily, sonriendo.
Matty asintió, agradecido por la oportunidad de alejarse del bullicio por un momento. La siguió hasta la cabaña, donde el aroma de especias y comida casera llenaba el aire.
—Gracias por ayudarme —dijo Emily, mientras comenzaban a preparar ingredientes—. Siempre es agradable tener compañía aquí.
—Gracias a ti por invitarme —respondió Matty—. Es bueno conocer más a todos.
