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Charlie miraba a su hijo de reojo mientras conducía de regreso a casa

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Charlie miraba a su hijo de reojo mientras conducía de regreso a casa. Después de pensarlo un poco, decidió hablar para eliminar sus preocupaciones.

—¿Tuviste algún problema con ese chico? Es el hijo de Robby L. Podría ir hasta el taller y... —comenzó, pero Matty lo interrumpió, negando con vehemencia.

—¡No! No pasó nada, no hagas nada —dijo rápidamente, mirando a su padre preocupado. Luego suspiró y habló con más calma—. Me acompañó un rato, hasta que llegaras. Fue... agradable —añadió en voz más baja, como pensativo.

Charlie analizó las palabras de su hijo. Sabía lo difícil que le resultaba confiar en nuevos amigos. A veces, sentía que Matty era su hijo biológico, tan parecido a él en ciertos aspectos. Deseaba que Matty se animara a perder el miedo, ya que sabía que su hijo era muy hablador y alegre cuando entraba en confianza con la gente.

—Eso creí. El chico de Robby siempre fue bastante rebelde, pero es un buen chico. Me parece bien que sean amigos; hace mucho que no sales con nadie más que con Bella.

—Papá, no lo conozco... solo fue amable. No lo sé... —dijo Matty, dejando las palabras en el aire, sin saber cómo continuar. Todavía sigue un poco absorto en el poco rato que estuvo con Paul. No lo puede sacar de su cabeza.

—Bueno, no estaría mal conocer a otras personas, Matty. Sería un buen comienzo para volver a La Push más veces. Sé que te gusta la playa, heredaste eso de tu madre, junto con su amor por los libros y la naturaleza. —Charlie llamó la atención de Matty con esas últimas palabras. Sabía que su hijo aún estaba sensible al pensar en su madre, pero tenía algo importante que decir—. Conseguí un par de cosas de ella. Se suponía que te las daría en tu cumpleaños, pero tuve inconvenientes en el trabajo. Supuse que hoy sería más especial. Fíjate en el asiento trasero.

Matty se giró y vio una caja de madera liviana. La tomó con cuidado y la abrió, descubriendo libros bastante gastados por el uso y diarios que habían pertenecido a su madre. Sintió una mezcla de nostalgia y curiosidad mientras observaba los objetos, tocando con mucho cuidado cada cosa como si fueran lo más frágil y valioso que pudiera existir. Sin poder contenerlo, se le empezaron a escapar un par de sollozos. Tomó la caja con ambas manos y se abrazó con ella, soltando muchos de sus sentimientos guardados.

—Papá...—dijo entre sollozos y lágrimas. Quiere hablar pero no sabe cómo o que decir. Se limpia con la manga de su buzo e inhala—. En serio, no sé cómo lo haces. Gracias, gracias.—suspira y mira a su papá. Siempre lo sorprende cuando menos se lo espera, son gestos que a Charlie le salen de la nada y lo ama tanto por ello.

Charlie le sonríe y extiende su mano libre para tocar el pelo de su hijo. Un toque cariñoso y de apoyo. Nunca hacen falta palabras para entenderse entre ellos.

—Hm, ya está rozando los hombros. ¿Te lo cortarás otra vez?—dijo cambiando de tema para aliviar la sensibilidad de su hijo.

Matty sonrió, con rastros de lágrimas aún. Acaricio el borde de la caja de su mamá y siguió la conversación con su padre.

ᴜɴ ᴠɪɴᴄᴜʟᴏ ɪɴᴇʟᴜᴅɪʙʟᴇ ⁽ᴾᵃᵘˡ ᴸᵃʰᵒᵗᵉ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora