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Vi cómo el coche de Charlie se alejaba, llevándose a Matty. Sentí que una parte de mí se iba con el chico Swan. Nunca había experimentado algo tan intenso. Siempre había pensado que la imprimación era un mito, algo que les pasaba a los demás, pero nunca que me iba a pasar a mí. Y aquí estaba, con mi corazón y mi mente totalmente enfocados en un chico que apenas conocía. Suspiré, tratando de ordenar mis pensamientos.
Comencé a caminar por la playa, repasando cada detalle del encuentro. Los ecos de nuestra conversación y la calidez de la presencia de Matty resonaban en mi mente. La forma en que había sonreído, su nerviosismo evidente, su sinceridad... cómo su cabello se movía con el viento, rozando sus hombros. Sentí una necesidad abrumadora de protegerlo, de asegurarme de que estuviera bien.
Cuando lo miré a los ojos, fue como cuando me transformé por primera vez. Todo se volvió más nítido, más intenso. Cada detalle de Matty se grabó en mi mente con una claridad asombrosa. Sus ojos marrones, claros y brillantes, me eclipsaron por completo, notando incluso las diminutas motas verdes que los hacían únicos. Observé las expresiones de su rostro, cómo sus cejas se fruncían en confusión, y cómo pestañeaba y escondía su rostro cuando se sonrojaba. Cada gesto, cada rasgo se volvieron parte de mí, sintiendo que había memorizado todo, aunque nunca iba a tener suficiente de él.
Después de un rato, decidí que necesitaba moverme, hacer algo para calmarme. Caminé lentamente hacia el lugar donde sabía que la manada se reuniría después de las guardias. Mis pensamientos seguían girando en torno a Matty. ¿Cómo iba a manejar esto? ¿Cómo iba a protegerlo sin asustarlo? Eso era lo que menos quería, asustarlo, que temiera de mí.
Llegué a la casa de Emily, esa noche todos se quedaban a comer. Embry y Quil estaban en el porche, charlando animadamente, pero se callaron al ver mi expresión.
-Hey, ¿todo bien? -preguntó Quil, notando la tensión en mi rostro.
Asentí, aunque no del todo convencido. No sabía por dónde empezar.
-Mejor vamos adentro... -dije, prefiriendo contar directamente a todos los que estaban de una vez. Los chicos se miraron confundidos.
Rodé los ojos cuando empezaron a hacer sonidos como "uhhh" y a molestar con mi seriedad, pero no pude evitar mostrar una pequeña sonrisa. Una vez que entramos y vi a Sam y los demás, me senté junto a ellos, sintiendo el peso de la situación.
-Me imprimé.-dije finalmente, en un tono bajo pero firme.
La reacción fue inmediata. Jared soltó una carcajada, Embry se quedó boquiabierto y Sam alzó una ceja, curioso.
-¿Te imprimaste? -repitió Embry, como si no pudiera creerlo-. ¿De quién?
Vacilé un momento antes de responder, sabiendo que la noticia generaría más conmoción.
