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No todo podía ser perfecto en Forks. Matty lo había aprendido a lo largo de este año, cada momento de tranquilidad parecía ser seguido por otro de angustia. Pero nada lo había preparado para el miedo que sintió hoy.
Harry Clearwater falleció en medio de la cacería. Cuando uno de los compañeros de Charlie le dio la noticia a Matty, un frío intenso recorrió su cuerpo y el pánico lo invadió. Por un breve y aterrador momento, pensó que habían venido a decirle que era su propio padre quien había muerto. Después de todo, era su mayor preocupación desde que supo sobre los vampiros.
Desconocía qué había desatado el paro cardíaco en Harry, pero no quería suponer nada aún.
Matty se abrigó rápidamente y no perdió tiempo en ir al hospital donde estaba su padre. Sabía que él lo necesitaba más que nunca ahora. Matty también conocía a Harry desde hacía años, y le dolía su muerte. Por eso, sabía lo destrozado que debía estar Charlie.
Cuando llegó al hospital, encontró a Charlie en la sala de espera, con la cabeza entre las manos. Al escuchar la puerta, levantó la vista y trató de sonreírle a su hijo, pero la tristeza en sus ojos era evidente. Cerca de Charlie, Sue Clearwater y sus hijos también estaban allí, abrazándose y consolándose mutuamente. Leah y Seth se veían particularmente afectados, con ojos enrojecidos y miradas perdidas.
Ambos hermanos se levantaron y se alejaron, claramente necesitados de espacio para enfrentar su pérdida. Leah lideraba el camino con las manos en puño. Sue los miró con una expresión de agotamiento y dolor. Negó suavemente con la cabeza hacia Charlie y Matty, indicando que iba a dejar que sus hijos procesaran su duelo a su manera.
—Papá... —dijo Matty suavemente, acercándose a él.
Charlie suspiró y se pasó una mano por el cabello, claramente tratando de mantener la compostura.
—Hola, hijo. Es... es difícil de creer, ¿verdad? —respondió Charlie, su voz temblando ligeramente.
Matty se sentó a su lado y le puso una mano en el hombro. Luego le dió un abrazo desahogando también su propia preocupación anterior. Él está aquí, está aquí. Aunque nunca diría eso en voz alta, no en aquella situación, con la familia de Harry allí.
—Sí, lo es. Harry era una buena persona. Lo siento mucho, papá. —Matty apretó ligeramente el abrazo de su padre, tratando de ofrecerle algo de consuelo. Luego se separó despacio para verlo.
Charlie asintió lentamente, mirando al suelo.
—Siempre estuvo ahí, ¿sabes? Como un hermano. No puedo imaginar que ya no va a estar... —Charlie levantó la vista, con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Cómo vamos a seguir adelante?
Matty sintió un nudo en la garganta al ver a su padre tan vulnerable. Sabía que tenía que ser fuerte por él.
—Papá... No estás solo. Tienes a Bella, y me tienes a mí. Y estoy seguro de que Sue y los chicos también necesitarán nuestro apoyo.
