ᴜɴ ᴠɪɴᴄᴜʟᴏ ɪɴᴇʟᴜᴅɪʙʟᴇ ⁽ᴾᵃᵘˡ ᴸᵃʰᵒᵗᵉ⁾

4

Paul Lahote detestaba que Bella Swan se entrometiera en los asuntos de la manada. Y Jake ya tuvo suficiente de él burlándose porque se enamoró de una amante de las sanguijuelas (en palabras de Paul). Pero habían peleado bastante como para seguir discutiendo sobre eso.

Estos días, con Victoria acechando en los alrededores, no habían tenido tiempo para nada más. Los lobos de la reserva se turnaban en guardias y la perseguían cuando tenían la oportunidad, fallando en sus intentos de atraparla.

Afortunadamente, el chupasangre del bosque no corrió con tanta suerte. Se encargaron bien de él, demostrando la fuerza de la manada. Esto le recordó a Paul ese día y los chicos Swan, los dos humanos que habían sido presas del vampiro. La imagen del chico que cayó al suelo al encontrarse con ellos quedó grabada en su mente. Pensó que el día que Bella se enteró de todo, tendrían a dos humanos molestándolos con preguntas y rondando a su alrededor toda la semana. Pero no fue así. Bella mantuvo su palabra de guardar el secreto.

Sin embargo, había algo en Matty que intrigaba a Paul. Se sorprendió a si mismo preguntándole a Bella por el chico luego de lo que pasó en el bosque, aunque pudo disfrazarlo con sonrisas burlonas. La chica no esperaba esa pregunta y solo le dijo que su hermano estaba bien. Bella sigue cayéndole mal.

Habían pasado ya muchos días desde aquella charla. Paul no había tenido tiempo para pensar demasiado en cualquier cosa, ocupados como estaban con el sheriff y su grupo tratando de cazar lobos. Algo estúpido, si le preguntaban. Por suerte tenían a Harry de su lado.

Hoy, Paul estaba de guardia. Estaban Embry, Jared y él, pero se separaron para cubrir más perímetro. Fue entonces cuando lo vio, mientras recorría La Push. A pesar del frío especial de ese día, había un chico sobre una manta, con comida y algunas cosas de picnic. Estaba bastante cerca del agua. Paul lo reconoció al instante; no se había olvidado del chico Swan desde el día que lo vio. Creía que podría reconocer su olor a un kilómetro de distancia. Quiso no darle importancia, pero inconscientemente empezó a hacer guardia en este sector, mientras el chico siguiera allí.

El lobo no se dio cuenta del tiempo hasta que cambiaron de turno con otros de los chicos. Algunos de ellos se burlaron de él por estar tan despistado, algo raro en Paul, que se tomaba muy en serio la cacería de la vampira. Después de intercambiar algunos mordiscos y empujones de camino a casa de Emily, cada uno se transformó y volvió a sus tareas. Por su parte, Paul se cambió y sus pies lo llevaron de nuevo a la playa. Por alguna razón, no se sentía cómodo dejando al humano solo allí. Se convenció a sí mismo de que era porque el chico ya había sido atacado una vez y corría el peligro de que volviera a suceder.