A tu lado.

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“...𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒇𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏, 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆́ 𝒂 𝒕𝒖 𝒍𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆. ”

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      —Solo... Lento ~
Fue la respuesta de Mae. No quería esperar, no quería prolongarlo pero no deseaba ir a prisa justo por la falta de experiencia. Aun se detenía por ello. ¿Si no resultaba ser buena en ello?

      —Tu dime... Tu dime que hago... —
Él dejó que ella tomara la decisión, que ella lo guiará,lo menos que deseaba era hacerle algún daño o asustarla, haría y aprendería lo que fuera con tal de mantener su bienestar.

      —Sólo... Besame de nuevo, por favor~~~~-Y Noa cumplió a su petición, volviendo a perderse en aquel beso. Ambos dejándose llevar por lo que necesitaban. Ellos.

Mae deslizó la mano sobre el brazo de Noa, alcanzado su muñeca y apartando el agarre que este tenía en su pierna. Detuvo el beso, creyendo que era una señal para detenerse pero no fue así, la mano fue guiada al interior de las piernas de Mae.
      —¿Puedo... Tocar? -Mae asintió y él fue gentil cuando llevo la caricia entre sus piernas, llegando a su intimidad, siendo solo un roce que hizo suspirar a Mae. Noa con un par de dedos y lentitud realizó un leve desliz sintiendo la humedad ajena, subiendo sus dedos, pasando por aquel punto sensible al que Mae reaccionó con un gemido, aferrándose al abrazo. —¿Aquí? - cuestionó y volvió a presionar sus dedos al mover en la misma zona, haciendo temblar a Mae. Había descubierto el punto donde podía tocarle para dar placer y así lo hizo. No apartaba los dedos pero los movía, suave, de arriba hacia abajo, en círculos uniendo la frente con la de ella teniendola acorralada en lo que era su cama improvisada, cubierta pero con las piernas abiertas bajo la manta.
La joven se mordió el labio para no hacer ruido pero le fue imposible conforme él le tocaba, su respiración era acelerada, soltaba esos sonidos reflejo de su placer, olvidando ambos que existía una separación de especies, olvidándose que era un simio y una humana haciendo lo que en el pasado sería una abominación. No importó, no importaba cuando ambos deseaban tanto estar así, de ese modo, no importaba cuando Mae, su Mae al fin era suya. Cuando aún era el motivo de sus suspiros, de sus miradas, de aquellos gemidos que salían conforme al ritmo de la mano de Noa. El tocarle no fue algo que limitó el placer en ella, el cuerpo de él también reaccionaba, causaba una erección en él, el verle gemir y sentirla causó que el deseo le alcanzará.
En algún momento a causa de un estremecer, Mae cerro por espasmo sus piernas, algo que no permaneció, Noa,posicionandose entre ellas al subir sobre su cuerpo,reanudo el beso, cargado de esa pasion de ambos. Obligándole a abrir de nuevo sus piernas,moviéndose sobre ella encajando a la perfección para crearse ese frote entre los dos. Ella lo pudo sentir, aquella dureza entre las piernas de Noa que ahora podría frotar contra su intimidad.

Mae jamas confesaría algo así, que lo observo en más de una ocasión. Miradas fugaces, sutiles pero la abundancia de pelo fue algo que no le dejó ver hasta ahora que le podía sentir.
      —Mae ~~—El gemido de Noa salió con la agradable sensación, se sentía tan bien que supo se quedaban cortas las cosas que decían de hacerlo o tal vez, se debía a que era por ella, estar con quien tanto deseaba, ser impulsado por algo más que solo necesidad como algunos hacían. Fue abrazado por sus pierna y aún cuando no habían besos por el agitado respirar , las caricias de Mae le atraían.
Entre el movimiento se acomodo de modo que un empuje fue suficiente para entrar en ella. Noa se detuvo cuando escucho como la joven se quejó, para Mae fue un tanto doloroso, una extraña sensación que se convino con cierta satisfacción que hasta ahora tenían.
      —¿Estas ... ?
      —Si~~~ ... Es estoy... Estoy bien -Respondió atrayendole por la nuca, asintiendo para quitar su preocupación. —Estoy bien.
Le dedicó la más tierna de las sonrisas, siendo cuidadoso, gentil.
      —No te separes de mi... Nunca te vayas de mi. —Pidió de forma entrecortada reanudando el movimiento.
      —Nunca... No deseo irme nunca. -Ya no podía imaginarse en otro sitio, ni sola enmedio de árboles, ahora él era su hogar y permanecería a su lado.
Besarse pareció ser el sello de aquella promesa junto al sincronizado vaivén donde se reconocían, donde se unían, donde gemian, volviéndose uno en cada empuje. Fue hasta que las señales del cuerpo de ambos dominaron, conduciendoles a la culminación en la llegada del orgasmo como si algo se liberara, algo que entre ambos permaneció haciendo de la conexión algo más íntimo. Algo que para él, al ser quien era, fue suficiente para confirmar que ella era la pareja que había elegido. Era ahora su compañera.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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